La reciente encuesta de percepción ciudadana de Cali Cómo Vamos, realizada entre el 9 de noviembre y el 22 de diciembre de 2023, revela que mejora el optimismo de la ciudadanía, pero también que persiste una gran desconfianza por quienes administran lo público. Estos son los mayores desafíos de una administración que completa hoy 42 días, sin dejar de lado las grandes preocupaciones frente a la pobreza, la salud, la movilidad y la seguridad, entre muchos de los aspectos evaluados:
Mejora el optimismo. El 58 % de las personas encuestadas dijeron que se imaginan mejor y mucho mejor la ciudad este 2024, frente al 2023, lo que refleja una mejora frente al 30 % de la medición hecha entre febrero y marzo del año anterior. El ánimo cambió tras las elecciones del 31 de octubre, así como la satisfacción que sienten de vivir en Cali, que sumó un 64 %. Un reto frente al cual el alcalde Alejandro Eder, dijo el viernes que recibía los resultados “con mucha humildad y con una gran responsabilidad de ser respetuosos de la esperanza que se ha generado en Cali”. El optimismo debe ser un combustible para hacer las cosas bien.
Calmar el hambre. Que el 19 % de los encuestados haya dicho que alguno de los miembros de su hogar no tuvo para comer tres comidas diarias por falta de alimentos, debe ser una prioridad. Me atrevo a decir que el porcentaje de personas que pasan hambre, con todo y los esfuerzos realizados, es superior. Si hay algo en lo que se debe trabajar, sin claudicar, es en atender el hambre. A veces las obras nos hacen olvidar de lo fundamental y esto sí que lo es.
Atención en salud. El 58 % dice sentirse satisfecho con el servicio de salud, pero al preguntarles qué les produce insatisfacción del servicio, el 46 % respondió que los tiempos de espera para recibir atención; el 24 %, la dificultad para las citas médicas y un 15%, la mala calidad en los servicios prestados. Hay que atender bien a la gente, y los servicios deben prestarse con diligencia.
Seguridad, deuda pendiente. Solo un 29 % se siente seguro en Cali y un 56 % asegura sentirse más seguro en su barrio, aunque preocupan los atracos callejeros, la drogadicción y las pandillas que afectan a varios vecindarios. El 86 % de personas consultadas dijo haber sido víctima de hurto, mientras que la mayoría opta por no denunciar porque piensa que la probabilidad de que un delito sea sancionado es muy baja. La desconfianza en la justicia sigue presente, en una ciudad que no se siente segura.
El eterno viacrucis del MÍO. El medio de transporte más empleado por los encuestados es el MÍO, con un 29 %, seguido de las motos, con 24 %. Sin embargo, es el medio que más insatisfecho deja a sus usuarios. No han podido las administraciones resolver los problemas del sistema de transporte masivo, que deja pérdidas y no responde a la demanda ciudadana, que encontró en el transporte pirata la forma de movilizarse. Fíjense, el jueves, frente a La Nave, en Siloé, se armó tremendo lío porque había un puesto de control y los mototaxistas se enojaron. A eso hemos llegado.
Desconfianza en lo público. El 43 % dice que ninguna institución de la ciudad hace algo para mejorar la calidad de vida. Y hay una bajísima percepción de lo que hace la Policía, el Gobierno Nacional, el Concejo y las empresas de servicios públicos. Eso sumado a la alta desconfianza frente al alcalde y los funcionarios públicos. Esto tiene que cambiar, se debe poder confiar en quien administra nuestros recursos. Y esperar a que los hallazgos de esta encuesta, que son el pulso de la ciudad, sean tenidos en cuenta, para que Cali avance y se sienta mucho mejor.
@pagope