Ayer 12 de octubre el maestro Luis Carlos Figueroa Sierra llegó a los 100 años de edad con una celebración memorable a la cual asistimos un grupo de familiares y amigos.

El maestro Figueroa es considerado uno de los compositores latinoamericanos más sobresalientes del Siglo XX, destacándose el lenguaje tradicional europeo decimonónico y la inspiración de nuestros aires típicos.

Indudablemente y después de Antonio María Valencia, quien fuera su mentor, es sin duda alguna el músico colombiano más importante, vivo además y con una extraordinaria salud física y mental.

En sus años mozos, Luis Carlos estudió en los más afamados conservatorios e institutos de Francia e Italia, regresando a Colombia cinco lustros después, donde fue nombrado director de nuestro conservatorio, de la Orquesta del mismo y de la Coral Palestrina, siendo igualmente eminente profesor de la Escuela de Música de la Universidad del Valle y del Conservatorio de música de la Universidad del Cauca.

Autor de más de 100 obras completas, ha realizado cerca de treinta arreglos orquestales de otros compositores.

Tuve el honor y el agrado de compartir frugales almuerzos en su casa en compañía de su gran amigo y pariente Hernán Martínez Satizábal, fallecido recientemente a los 105 años, en los que me pedía que pergeñara las teclas de su majestuoso piano con canciones profanas que disfrutaba enormemente y en las que afloraba su espíritu bohemio escondido y muy controlado.

Ya retirado en sus cuarteles de invierno, este baluarte de la música se sentaba en el piano e interpretaba como los dioses las melodías que le han acompañado toda su vida, desde los clásicos hasta nuestra música autóctona e inclusive un bolero que compuso inspirado algún día y que ya es hora de que lo mostremos a un público que cree que su mundo está solo en los gustos de la llamada música culta.

Al maestro no le caben más medallas ni reconocimientos porque las ha recibido de manera más que merecida y eso que le faltan algunos porque con el paso de los años su legado cobra más y más importancia.

Su esposa, más que amor y alegría, le produce esa placidez y bonhomía que lo hacen afectuoso y querendón, y su familia está empeñada en conservar el legado de este ser excepcional y que en el panorama de la música es de los poquísimos virtuosos que con más de un siglo de existencia se da el lujo de conservar intactas cientos de composiciones de los más afamados líricos de todos los tiempos.

Un lejano parentesco y una cercana amistad me une a este extraordinariamente ser a quien dedico en silencio una que otra melodía como un homenaje a su ciclo vital.

Que sean muchos años más maestro querido, de quien podemos decir como Johnnie Walker que nació en 1923 y sigue tan campante.

Posdata: La adhesión del exministro Wilson Ruiz a la campaña de Alejandro Eder lo acerca a la codiciada Alcaldía, aunque el Chontico sigue punteando en las encuestas. Falta por ver que sucederá con Miyerlandi, si seguirá hasta el final o se irá con uno de los dos. Lo que sí es cierto es que estamos ante una de las elecciones más reñidas en los últimos años.