Ginebra es uno de los pueblos más pintorescos y bellos del Valle del Cauca. Cabeza de un municipio localizado en inmediaciones de la Cordillera Central, goza de variedad climática y posee “el verde de todos los colores”, como dijo el poeta.

Ginebra fue durante mucho tiempo conocido por sus viñedos y porque en ninguna otra parte se sazona un mejor sancocho de gallina, que es la más típica entre las típicas de las comidas de nuestro departamento. Allí el delicioso plato se convirtió en industria y surgieron numerosos restaurantes en preciosas haciendas que atraían, y siguen atrayendo, a quienes desean probar la vianda que ya es patrimonio gastronómico de esta región.

Cuna de importantes hombres públicos como Cornelio Reyes con quien, a pesar de las diferencias políticas, mantuve hasta el día de su fallecimiento cálida amistad. Y Severo Reyes Gamboa, con quien me veía frecuentemente en Bogotá en mis tiempos universitarios.

En 1975 se dio inicio al Festival, que fue bautizado con el nombre del músico ginebrino Benigno ‘El Mono’ Núñez, quien se hizo famoso por su destreza en el manejo de las cuerdas de la guitarra y el tiple.

Curiosamente, en este país que es de ‘fiebres’ pasajeras, la idea fue cogiendo fuerza, y hoy ese Festival trasciende las fronteras nacionales porque es el ícono de la música andina.

Ahora, al frente de la dirección ejecutiva del ‘Mono’ está un personaje digno de admiración: Bernardo Mejía Tascón, secundado por entusiastas compañeros, como mi querido pariente Jorge Humberto Escobar, y la eficiente secretaria Luz María Zambrano, que han depositado toda su energía para mantener e impulsar el espectáculo musical que anualmente se celebra en Ginebra, que atrae a miles de turistas que disfrutan escuchando los artistas que se presentan en el Coliseo ‘Gerardo Arellano’, y en el parque principal.

Asistí con mi mujer al acto de inauguración del certamen la noche del 29 de mayo en el Teatro Municipal ‘Enrique Buenaventura’, y aplaudimos a quienes con sus voces e instrumentos hicieron las delicias del público que colmó el aforo: el Grupo Instrumental Sicopa2; el cantante ecuatoriano Carlos Grijalva; y las bellísimas María Isabel Saavedra, María Mulata y Katie James, que nos regalaron una velada inolvidable.

Soy ‘fan’ de Katie James. Esta linda mujer angloirlandesa llegó a nuestro país muy joven y ya recibió carta de nacionalización colombiana. Habla perfecto español, y los temas por ella compuestos están a la altura de los mejores de nuestra música insignia. Sus bambucos, que ella interpreta magistralmente con su guitarra, nos hablan de la patria, que hoy la tiene por hija amada. Su composición ‘Toito bien emcapao’ es una maravilla.

No puedo dejar de mencionar a la Orquesta Filarmónica Juvenil del Café, de Pereira, que acompañó a los artistas invitados. Cuando uno ve y escucha a estos chicos y al joven director se piensa que no todo está perdido en Colombia.

Terminó el lunes último la edición No. 50 del Festival ‘Mono Núñez’, con el éxito esperado. Desde este espacio les envío a sus promotores mi cordial felicitación y mi sincero agradecimiento por el bien que le hacen a la cultura nacional.