Para este tiempo, y el nuevo año que estamos por iniciar, los invito para que mediten lo que dice el salmo 36 “encomienden sus caminos al Señor, confíen en Él y él actuará”.
En general durante la Navidad y el inicio de un nuevo año, son muchas las ilusiones, los proyectos, los deseos que pasan por las mentes de todos. Ese “confiar en el Señor” es clave para entender que nuestro destino está en las manos de Dios, y que Él no nos deja solos.
Sin duda que el contexto actual en el que nos encontramos no es fácil. Si hablamos de lo económico, los índices de pobreza son altos, la tasa de desempleo, aunque pueda tender a disminuir, sigue siendo preocupante, en especial porque el trabajo informal sigue también creciendo.
No podemos olvidar la afectación negativa que ha tenido en la economía local y nacional la ola invernal con los desastres que han ocasionado, con vías cerradas, familias que han perdido todo por las inundaciones y la consecuente carestía de los alimentos, etc.
Por otro lado, la problemática social también es compleja. Muertes, violencia, abusos de toda índole, desplazamientos y otros fenómenos hacen parte de las noticias cotidianas. Los avisos del cese de paros armados por parte de grupos insurgentes, es como un bálsamo en estos tiempos, pero qué bueno que esto no sea solo temporal, sino permanente, haciendo eco al clamor del profeta Isaías: “Con sus espadas forjarán arados, y con sus lanzas, tijeras de podar. Ninguna nación alzará la espada contra otra ni se ejercitarán para la guerra… Vengan, caminemos a la luz del Señor” (Is. 2, 4-5).
En lo político, seguimos confiando en la consolidación de los programas prometidos en orden a la paz integral, la justicia social, la erradicación de la corrupción y la protección de la dignidad humana de hombres y mujeres de todas las edades.
Sin que cerremos los ojos a estas realidades, debemos recordar lo que el Señor nos dice: “Todo es posible para quien tiene fe”. Así es. Los invito para que en esta Navidad y el nuevo año no se dejen dominar por la desesperanza, sino por la esperanza.
Pero vale la pena tener también presente lo que durante la pandemia el papa Francisco nos decía cuando nos invitaba a remar juntos, a sentirnos parte de la misma barca. Nadie se salva solo, lo ha dicho el Papa en varias ocasiones. Así, nadie piense que solo va a salir airoso de lo que estamos viviendo. Necesitamos poner en práctica la sinodalidad. Es necesario repetirlo una y mil veces, que la clave para lograr superar las adversidades es estar unidos, caminar juntos, sentir que estamos participando todos de una misma realidad que estamos llamados a convertirla en oportunidad de vida.
Por eso esta Navidad y el año nuevo serán los de la sinodalidad, no solo desde la perspectiva eclesial, sino desde lo social. Cuando como ciudadanos aprendamos a vivir sinodalmente, seguro que todo va a ser mejor. Este es el aporte que la Iglesia siempre ha hecho, es el aporte que ahora queremos hacer todavía más visible.
Una Navidad muy llena de Dios, de alegría y fraternidad en familia. Una feria de Cali vivida con gozo y responsabilidad. Un nuevo año en el que asumamos cada uno el compromiso de ser los auténticos artesanos de la paz. Feliz Navidad, próspero año 2023. A todos los bendigo de corazón.