El mundo cierra con una gran preocupación por el futuro del Planeta. Los gobernantes de las grandes potencias Estados Unidos, China, Rusia y la India le han dado la espalda y la última cumbre de Madrid se recordará como un gran fracaso. Los jóvenes se toman las calles y la voz de Greta, la niña sueca logra masivas movilizaciones llamando la atención, cada viernes, con una persistencia inusitada para su edad y circunstancias. En Colombia el eco del llamado a actuar con urgencia para evitar mayores catástrofes ambientales también ha llegado pero sigue siendo un grito marginal que no llega a los círculos de poder en donde de dientes para afuera el discurso sostiene una cosa pero sin ningún tipo de respaldo presupuestal.
El dedo en la llaga lo puso el senador Iván Marulanda en su debate sobre la reforma tributaria en el que en un vehemente discurso se empeñó en intentar inútilmente atajar, igual que otros, que llamaron la atención. Finalmente el proyecto fue aprobado por la coalición de partidos afines al gobierno, pero los lunares están ahí, y el malestar crece. Esto dijo el senador del Partido Verde: “Los jóvenes están sintiendo, por primera vez en la historia, el peso psicológico enorme de que el mundo se les va a acabar en el curso de sus propias vidas. Llegan señales de organismos científicos, y aquí, para atender semejante angustia, tenemos el 0,26 % del presupuesto; un país que tiene la responsabilidad de la humanidad de cuidar los ‘pulmones’, estos bosques primarios que son los últimos que quedan en el Planeta, cuidar un territorio que se está erosionando por una minería absurda, cuidar poblaciones gigantescas en estas ciudades que no encuentran cómo respirar, con este precario presupuesto”.
La situación para ciencia y tecnología, a pesar de la decisión institucional de escalar a Colciencias hacia un Ministerio también va en contravía a las urgencias, tal como salió a la luz en el debate parlamentario: “Para ciencia, tecnología e innovación la inversión no supera el 0,14 %. ¿Cómo puede progresar un país que no renueva sus procedimientos productivos? Esto es una burla (…). Es un mal chiste para un país angustiado, desesperado, en el que los jóvenes están marchando por primera vez, que yo recuerde en mi vida, al lado de sus padres (…). El Estado le quedó chiquito al país porque estuvo y está en mano de unas personas de una inteligencia que piensa que el Estado tiene que ser pequeño, un estorbo, que no es un agente del desarrollo. Que (creen que) los agentes del desarrollo están por fuera del Estado, en el sector privado, y lo que han hecho durante todos esos años es desarmar a la población civil de sus herramientas de progreso, y entregado los beneficios de esta nación a un puñado muy pequeño de privilegiados (…) Estamos dándole al sector financiero un billón 800.000 millones de pesos en beneficios tributarios, un sector que gana un 30% más cada año frente a una economía que no crece”.
Así cerramos el año, con el trago amargo de estar en un país activo y creativo dando señales urgentes de necesidad de cambio frente a una dirigencia nacional que sigue actuando en contravía. Sorda, indolente, cuando no hay nada más grato que tomarle el pulso a la realidad para intentar transformarla.
Buen año para todos.
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