Este lunes más de 130 personas fueron graduadas del Programa de gobernanza estratégica liderado por la Unidad de Acción Vallecaucana en el marco de Compromiso Valle. También se graduaron 54 líderes de un nuevo programa que creamos en el seno de la iniciativa denominado Escuela Política, que busca que personas con intenciones y vocación de servicio público tengan mejores herramientas para iniciar ese camino bien sea trabajando para el sector institucional o dedicándose a la actividad política.

Estos dos grupos se suman a los 300 ya graduados en cohortes anteriores y a las 30 iniciativas sociales premiadas con capital semilla a través del Premio Cívico y a las 21 organizaciones que se encuentran en fase de ideación de sus iniciativas en el programa del Dicho al hecho.
Todas estas son cifras que dan cuenta de un proceso potente de
liderazgo local y transformación que desde Compromiso Valle venimos impulsando desde hace 18 meses.

Ya en otra oportunidad en este mismo espacio escribía sobre algunos de los líderes que hasta ese momento había conocido. Personas que con las uñas y por años, han trabajado en y por sus territorios, dándole a sus comunidades lo que el Estado y otras organizaciones no les puede dar.
Líderes que nos enseñan todos los días el verdadero significado del servicio y de la entrega. Lo más satisfactorio es que cada vez conocemos más líderes, cada uno con un proceso más impresionante que el otro y sobre todo con ganas de hacer más por los suyos.

Muchos preguntan por la sostenibilidad de Compromiso Valle. Sobre esto se debe mencionar que esta iniciativa sigue y más fuerte que nunca, gracias a todos los empresarios y personas que se han sumado no sólo con recursos económicos, sino con aporte de su tiempo para construir precisamente junto a estos líderes un mejor territorio para todos.

Más allá de lo anterior, la verdadera sostenibilidad de la iniciativa y en general de cualquier proceso social o de desarrollo de nuestra región, es el fortalecimiento y apoyo a estos líderes. Ellos y sus procesos tienen la capilaridad que ningún mandatario por bueno que sea tendrá, tienen un conocimiento de su territorio que ninguna fundación empresarial o familiar tendrá. Además, no podemos olvidar que son ellos los que pueden defender a su territorio del poder político y público, para que no sean utilizados por los inescrupulosos que ven en los proyectos sociales un caldo de cultivo para las mentiras, la corrupción y la politiquería. El liderazgo territorial fortalecido es el mejor antídoto contra la corrupción.

Siempre que se habla de política, los que tienen agendas ocultas y no entienden que hay personas e instituciones sin agenda, dicen que se le está haciendo campaña a uno u otro. Sin embargo, no entienden que fortalecer liderazgos que eventualmente entren en política debe ser una prioridad de todos, ya que una renovación con miras a una política más limpia y con un enfoque de resultado, es necesaria. La magnitud y el alcance del Estado es único y, con todos los retos que tenga, es el vehículo de mayor potencia para crear transformaciones a gran escala.

En el caso particular de estos procesos, como lo pueden constatar los mismos participantes, a nadie se le ha obligado a pensar de una y otra forma; nuestro lema común es trabajar por el territorio juntos sin divisiones y sin corrupción. Y lo más interesante ha sido que personas que en la teoría son de ideologías muy diferentes y que además provienen de entornos absolutamente diversos, se han dado cuenta que las mueve el mismo motor: el deseo de un territorio mejor para cada uno de sus habitantes. Debemos pensarnos más allá de los estigmas que nos han etiquetado por mucho tiempo y ver en cada uno de nosotros al líder transformador de su entorno.