Desde muy niño -hace más de medio siglo- mostró una gran pasión por la música, seguramente por la vena familiar que se expresaba en la casa de sus abuelos maternos al compás de La Chaparrita, El Limonar, Señor Capitán, Un Viejo Amor y otras que aún retumban en la casona -hoy en ruinas- del barrio El Peñón.
Y entre el ‘júlbol’ y las ciclas fue mostrando una afinidad con el canto y la guitarra lo que le llevó a ser un aventajado alumno de Cicerón Marmolejo y a protagonizar varios plays en el Colegio Bolívar, West Side History, entre otros.
Por esas calendas le dio por la ópera, admirando entre otros a Alfredo Kraus y otros maestros del bel canto, llegando a unos ‘do de pecho’ de los que hacía gala ante el asombro de sus insomnes vecinos.
Bachillerado con honores, siguió sin embargo los pasos de su padre (QEPD), a quien le decían ‘manos de oro’, célebre por sus veloces y acertadas cirugías que lo volvieron toda una leyenda en los quirófanos de la mayoría de las clínicas de Cali.
Fue así como egresó de la Javeriana de Bogotá en donde tomó clases de canto con una maestra rusa de un apellido impronunciable y doy fe que en más de una vez quiso dedicarse a la música, pero pudo más su juramento Hipocrático que las posibilidades de haber terminado en la Scala de Milán.
Cirujano endoscopista, esposo de médica, padre de dos hijos estudiantes de Los Andes, abstemio, juicioso y disciplinado, trabaja de sol a sol, es como su progenitor, el doctor Mejía Montes y se da el lujo de ir al MED de Nueva York a escuchar opera con Sebastián su primogénito.
Últimamente Andrés Felipe -que así se llama- ha incursionado en los boleros, los tangos, las baladas y las canciones gringas de todos los tiempos con gran acierto y salero, sin dejar las canciones napolitanas y el domingo pasado al caer la tarde en ese encantador templo musical que es La Obra, se autocelebró su cumpleaños ofreciéndole a sus familiares y amigos un entrañable recital acompañado de una banda integrada por Gabriel Lago, Sebastián Banguero y Sebastián Álvarez y en donde debutó su hijo, el futuro abogado y filósofo
Andrés nos deleitó, con un estilo muy particular, con una veintena do canciones entre ellas Perhaps Love, Alma mía, The bóxer, Como agua caliente, Nube gris, Solamente una vez, Garganta con arena, Wonderful tonight, Frente a frente, Me dediqué a perderte, Stuck in you, Y cómo es él, La otra España, Cantares, Me olvidé de vivir, Te busco, y otras más.
A más de aplausos y varios “otra, otra”, Margarita, su mamá no podía de la emoción, mientras que alguien le gritaba “deja la medicina”, “es mejor el escenario que el quirófano”, “micrófono sí, bisturí no”. Sin embargo, al otro día luciendo su uniforme de médico, enflaqueció no sé a cuántos pacientes y a algunos hasta les salvó la vida.
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Posdata. Va viento en popa la campaña ‘Yo hablo bien de Cali’, iniciativa de El País. Necesitamos instalar vallas, paraderos, terminar el video y la canción e iniciar las activaciones callejeras. ¿Quiénes se le miden? (Cel. 310-493-6306 disponible las 24 horas).