Desde 1971 se celebra el Foro de Davos, que inició como un foro de compañías europeas, con la idea de implementar las mejores prácticas administrativas de las compañías estadounidenses. Hoy en día es un foro económico mundial, patrocinado por los ricos y poderosos, en el que se reúnen políticos, activistas, periodistas, líderes de opinión, pensadores y empresarios a discutir, compartir experiencias y plantear soluciones a los problemas más apremiantes del mundo.

Este año, en su sesión 54, tiene como tema ‘reconstruir la confianza’. Lo cierto es que el Foro de Davos no ha estado exento a las críticas, pues para algunos el capitalismo y la globalización crean pobreza y destruyen el medioambiente y no es adecuado que los mismos que generan los problemas sean quienes indiquen la manera de resolverlos. Pues bien, en este escenario de la élite, el Presidente de Argentina, Javier Milei, realizó una intervención magistral en la que desnudó a los críticos y señaló el camino para solucionar los problemas de pobreza e injusticia, no solo en la Argentina, sino en el mundo.

Para Milei, estamos en el momento más próspero de la historia, consecuencia de la explosión de riqueza generada por el capitalismo. Dijo que occidente estaba en peligro, pues los países y los actores que debían defender los valores capitalistas, no lo hacían de manera adecuada y el socialismo empobrecedor y fracasado, en lo económico, social y cultural, había ganado espacio. Además, indicó que los intelectuales y activistas se amparan en un marco teórico neoclásico errado de fallas del mercado, que justifica la intervención estatal, cuando precisamente la libertad y no la intervención es lo que ha conseguido los mejores niveles de bienestar.

Igualmente, dijo que no se entiende el mercado, que no es más que el intercambio voluntario de derechos de propiedad, por lo que hablar fallas del mercado es un oxímoron. Para Milei, las regulaciones generan distorsiones en el sistema de precios que impiden el ahorro, la inversión, el crecimiento y la reducción de la pobreza. Explicó el libertarismo y señaló que los empresarios son héroes y benefactores sociales, al proveer más y mejores bienes y servicios a mejores precios, y que no se apropian de la riqueza, sino que la generan y contribuyen al bienestar general.

Para el presidente argentino, el colectivismo o socialismo, llámese como se llame, no es la solución. Para él, el capitalismo es el camino para acabar la pobreza y es el sistema moralmente deseable. Indica que la izquierda ataca al capitalismo por injusto e individualista, señalando que el colectivismo es altruista y busca la justicia social, cuando en realidad la justicia social no es justa y no aporta al bienestar general.

Concluye que, el socialismo reinventado, es un modelo contrario al que ha generado históricamente bienestar y prosperidad. Finaliza con una invitación a los países de occidente para que retomen el camino de la prosperidad a través de la libertad económica, el estado limitado y el respeto a la propiedad privada, pues el estado no es la solución, sino el problema mismo, y son los empresarios los verdaderos protagonistas. Milei rugió en Davos, señalando la solución y el camino en un mundo colectivizado.