El Financial Times de la semana pasada (26-27 de octubre) en página y media nos recuerda algunas verdades que no sobra tener en cuenta en esta elección presidencial del 5 de noviembre, que ya recolecta votos anticipados, y que realmente tiene con los pelos de punta a buena parte de los ciudadanos del mundo. El principal titular, a cinco columnas de su portada, nos dice que la Unión Europea está evaluando las eventuales consecuencias de un triunfo de Trump. Rara vez habíamos estado ante un proceso electoral tan diferente, y que ofrece consecuencias muy distintas, según sea el candidato que triunfe.

El subtítulo del análisis de este prestigioso periódico es bien diciente: “torrente de datos sobre las intenciones del voto en las elecciones presidenciales de Estados Unidos parece que no nos acerca a una predicción del resultado y se pregunta si la adicción a las encuestas está distrayendo a la población de los temas que realmente están en juego”.

La información que comento trae datos sorprendentes. Dice que ha habido 907 encuestas conducidas por 141 empresas. Se han hecho utilizando computadores, correo electrónico, el teléfono o vía mensajes de texto. Han averiguado las intenciones del voto de 821,525 personas. Y claro, han sido interpretadas y extrapoladas, celebradas y lamentadas.

Nos recuerda que desde cuando se hizo la primera encuesta científica en 1936 por George Gallup, este predijo la victoria de Franklin Roosevelt y se desató la costumbre de utilizarlas como una herramienta que sirve para predecir el resultado. Cuando, así lo ratifican los mejores expertos, ellas tan solo ofrecen el retrato, la fotografía, de un instante en el proceso electoral. Y recuerdan, cómo no obstante, que algunas muy recientes han fallado, no han sido correctas como las evaluaciones de Trump en elecciones anteriores. La adicción lleva a darles un valor predictivo. La página del Financial Times trae una gráfica que se inicia en julio de 2024, en la cual se muestra que Harris tiene una ligera ventaja, en el nivel nacional, sobre Trump, 49,1 contra 47,4. Y The Economist, que tiene un modelo predictivo, en su análisis (octubre 26, p.35) en una pequeña gráfica dice que para Trump el chance de ganar es de 53 %, y el de Harris 47%. Y el Financial Times reconoce que este proceso electoral da lugar a una tendencia permanente para predecir el resultado y que inclusive se ha creado un mercado alrededor de este tema.

Se recuerda, también, que hay un número de indecisos y se mencionan cuáles son los estados que pueden ser determinantes en la obtención de los votos del Colegio electoral, pero al mismo tiempo se reconoce que los dos partidos se reparten casi por mitades el voto electoral y que son circunstancias a veces bastante impredecibles las que dan lugar a cambios en los resultados finales. Y sabemos que no siempre la decisión del Colegio Electoral coincide con las mayorías del voto popular.

Realmente, un replanteamiento de todo el tema de las encuestas es fundamental para el cabal ejercicio de las democracias. Ya existen cuestionamientos que es necesario tomar en cuenta. Sin duda, son muy útiles, pero la manipulación de las mismas puede ir en detrimento de la integridad del proceso electoral.