Llevo varias noches atormentado por la posibilidad de que el Deportivo Cali se vaya a la B. Ya no es una exageración, o un comentario de hincha pesimista, como algunos me dijeron meses atrás. Hoy el abismo está más cerca que nunca y a los directivos del equipo parece importarles poco o casi nada.
No es posible que un equipo grande, en el año más importante de su historia, solo haya sumado un punto de los últimos veintiuno que disputó. Pero esto no solo obedece a la catástrofe deportiva de las últimas jornadas, sino a la paupérrima gestión que la dirigencia les ha dado a todas las situaciones difíciles que se han venido presentando.
La escandalosa partida del ‘Chino’ Sandoval, que no es una figura, pero al menos jugaba y hacía jugar al equipo, fue el comienzo de una cadena de errores que siguió con la salida tardía del técnico Jaime de la Pava. La dirigencia no sacó antes al entrenador dizque por ahorrarse un dinero, sin pensar en toda la plata que ahora dejará de entrar a la institución por no clasificar a las finales.
Si hablamos de contrataciones, la cosa tampoco mejora. Este comité trajo a un arquero argentino que no agarra un solo balón, y a un delantero de ese mismo país que en 15 fechas no ha sido capaz de marcar gol. Otras contrataciones como Ángel, Gómez, Andrade, Jarlan, Castillo y Camargo siguen en deuda.
Otra situación inentendible es la demora por contratar un entrenador. El equipo suma ya cuatro semanas a la deriva, como un barco sin capitán, naufragando cada vez más con un técnico encargado al que todos los hinchas queremos, pero que claramente no es el indicado para sacarnos de esta tormenta.
Sé que la situación de los directivos a nivel personal es crítica también. Nada justifica las amenazas en su contra por parte de los desadaptados, pero lo que sí es claro es que cuando uno no es idóneo para ocupar un cargo, o sus resultados no están siendo los esperados, lo más sensato pensar en la posibilidad de dar un paso al costado y mirar quién más puede llegar a aportar algo diferente.
Pero si la mentalidad sigue siendo la de pensar que con paciencia todo mejorará y que, como decía el técnico anterior y algunos jugadores, lo del descenso era una tabla de la que ni siquiera se hablaba, pues seguiremos cavando nuestra propia tumba como institución y como equipo de fútbol.
La reacción que esperan los hinchas no solo debe estar en la cancha, sino también en las oficinas de la Vásquez Cobo. A despertar, señores directivos, porque el acantilado está a unos cuantos metros y ustedes siguen metiendo el acelerador.