Busca un lugar calmado, relájate, ora y pide la ayuda del Arcángel Zaquiel que trae perdón y liberación.

Respira y aquiétate. Visualiza a Jesús y dices: “Gracias, me ayudas a perdonarme y perdonar.

Soy comprensivo y no juzgo. Quien falla está en un estado de ceguera espiritual y de inconsciencia.”

Si puedes, visualiza los ofensores y les dices: “Comprendo que no te enseñaron a amarte y amar,

Te perdono. De mi ser sale hacia ti un lindo rayo de luz violeta, te envuelve y te da paz. Te deseo lo mejor”.

Luego mira escenas de tu vida que te han generado culpa. Mira todo con amor mientras decretas:

“En ese momento no tenía consciencia, me perdono y no me culparé más. Fue un aprendizaje.

La luz violeta me cubre, entra a todo mi ser y me llena de paz. Me siento libre. Gracias Dios mío.

gonzalogallog