Con las luces o las velas abre tu corazón al Espíritu de la Navidad, abre tus puertas al amor y la alegría, la paz y la esperanza.

Elige bucear en tu interior y conéctate con lo esencial, con Dios que mora en tu íntimo ser, y con La Virgen María.

Deja las carreras, siéntate en un lugar apacible, cierra tus ojos, respira varias veces y medita sereno.

Haz las paces con el ayer, sana las heridas emocionales y disfruta la paz que nace del perdón.

El Espíritu de la Navidad lo vives amándote y amando de verdad, con total entrega u generosidad.

Ama a Jesús, José y María, porque ellos te señalan el sendero de una fe firme y una bondad sin límites.

Hazlo y te sentirás tan pleno que te será fácil aceptar incluso al que hace daño en la inconsciencia.

Serénate, ora y sigue el sagrado impulso de compartir con los que nada tienen. Navidad es fluir en el amor.

@Gonzalogallog