Según los estudios, los sumerios ya usaban el jabón hace más de tres mil años. Lo preparaban mezclando un álcali y un aceite.

Más tarde los Galos preparaban su jabón con sebo de animales y cenizas de vegetales.

Hoy en día todos nos lavamos con variados jabones de lindos colores y especiales fragancias.

La próxima vez que uses un jabón agradece a sus inventores y piensa en un jabón para el alma.

Un jabón que para algunos debe ser un poderoso detergente que limpie aún la conciencia más oscura.

Bueno, la verdad es que ese jabón existe y es el perdón que pedimos, nos damos y brindamos a otros.

Solo que, para aprovecharlo, hace falta una virtud escasa: humildad para reconocer los errores.

Sé humilde, acepta tus fallas y, siendo comprensivo, perdona las de los demás. ¿Hay un mejor regalo?

@gonzalogallog