A un santo le dijeron un día que mientras unas personas lo idolatraban, otras lo repudiaban.
“Ellos se equivocan, dijo el buen hombre, pero más erro yo, si creo que soy lo que otros dicen de mí”.
Así es, y tú eres sabio cuando dejas de buscar aprobación, y no eres un esclavo de tu imagen.
Lo único que te debe importar es agradar a Dios y hacer siempre su voluntad con limpieza de intención.
Si entras con frecuencia dentro de ti mismo, sabes bien cuanto te falta para llegar a la luz y la verdad.
Por tanto, sé sordo a las lisonjas y tampoco te hundas con las críticas. No vivas del qué dirán.
El ego sin amor se alimenta de la adulación, se deprime con los agravios y te aleja del verdadero amor.
De ahí que sea tan importante desapegarse de la imagen y vivir sólo para el Padre.
@gonzalogallog