Cuenta la historia que hace muchos años un mercader salió a vender sus mercancías con sus servidores y doce camellos.

Al final de la jornada pernoctaron en una posada y uno de los servidores llegó y le dijo:

Señor, ya hemos atado a once camellos, pero cometimos un error y sólo trajimos once estacas y once lazos para atarlos.

No sabemos qué hacer con el camello que falta, pero le prometo que yo me quedo a su lado para cuidarlo.

Gracias por eso, tienen que estar más atentos, pero no hace falta que hagas lo que dices ni hay que atar al camello.

No piensa y hace lo que hagan los otros. Delante de él haz como que clavas una estaca y que lo amarras a ella y ahí se quedará.

Así se hizo y al otro día el servidor le dijo: ese camello no se mueve por más que le gritamos y lo empujamos.

Bueno, haz los gestos de desatarlo y se moverá. Y así fue. Preguntas: ¿Cuáles son tus ataduras mentales? ¿Las quieres soltar?

@Gonzalogallog