No pretendas que los demás crean como tú, piensen como y vivan como tú.

Es que tú y Dios bien saben algo que olvidas y que es real: con uno como tu basta, ¡uf!

Malgastas energía vital y surgen conflictos por esperar que los otros vivan como tú lo deseas.

Es el anhelo egoísta de tu ego orgulloso, y tienes que escuchar es a tu ego amoroso.

El orgulloso domina, no cede, no concilia, manipula, somete, no perdona ni pide perdón.

Ese ego soberbio está absolutamente convencido de que es el dueño de la razón.

Con ego amoroso aceptas al otro, cedes, concilias, pides perdón y perdonas, actúas con compasión.

Nadie vino a satisfacer tus exigencias, ni a darte felicidad, ni a ser el sentido de tu vida.

@gonzalogallog