En Estados Unidos se hizo una investigación con preescolares de 4 años de edad sobre el autocontrol.

Se les dejaba solos en un aula con una golosina en la mesa y se les ofrecía otra, como recompensa.

Se las daban si eran capaces de esperar 20 minutos el regreso del experimentador, sin tocar la golosina.

El estudio fue en la Universidad de Stanford, y prosiguió hasta el grado en la secundaria y aún más allá.

Los que a los 4 años fueron capaces de resistir la tentación eran socialmente más competentes.

Afrontaban mejor las frustraciones, eran más responsables y seguían siendo capaces de demorar la gratificación al perseguir sus metas.

Gran parte de los que mostraron una conducta impulsiva, tenían bajo amor propio y eran indecisos.

Soportaban peor el estrés y eran más proclives a discutir y pelear. Pasados los años, seguían siendo incapaces de aplazar la recompensa.