Había una vez un pavo real bastante soberbio porque era muy admirado por los demás animales.

Ni bien salía el sol cuando él comenzaba a pasearse por los campos, orgulloso de su hermoso plumaje.

Todos estaban siempre a la expectativa del momento en el que extendiera su cola y exhibiera toda esa gran belleza.

Un día llegaron unos búhos forasteros a aquel lugar y todos los recibieron muy amablemente.

Los búhos vieron que el orgullo del pavo era mucho más grande que su belleza y uno de ellos habló así delante de él:

No muy lejos de aquí habita un hermoso faisán y nunca hemos visto un ave tan bella como él. Los demás estuvieron de acuerdo.

El pavo no podía creerlo. La envidia lo puso triste y pensaba: seguro tengo defectos que los demás han visto.

A la mañana siguiente partió a buscar al tal faisán, porque quería verlo con sus propios ojos. Se perdió en el bosque y nunca más se supo del pavo real.