En Colombia se ha vuelto cada vez mas frecuente ver situaciones de conflicto entre los gremios empresariales y los gobiernos, y, peor aún, entre gremios, y, más peor aún, dentro de los mismos gremios.Los gremios son congregaciones de personas que comparten un interés común en el ejercicio de su trabajo, y nacieron para defender su grupo de afiliados de riesgos que pudieran perjudicar su negocio (legítimo derecho al trabajo), a la vez que promover condiciones mejores para impulsar su desarrollo (que es un propósito de la economía nacional). Así las cosas, es elemental que se caractericen por su proactividad (razonable beligerancia o reconocimiento, según el caso).La razón por la cual en Colombia se presentan tantos conflictos entre el gobierno y los empresarios, es porque el gobierno es regulador y dirigista, alejado de las realidades del folclor operativo del país por el academismo de su estilo administrativo, y porque, por su errático direccionamiento de la política económica, con tintes demagógicos y formas repentistas y sin apropiada medición de sus efectos, choca con los empresarios, que son los que los gremios defienden.En los países más avanzados en organización empresarial se ha creado la democracia participativa gremial, que consiste en aglutinar a los gremios en organizaciones que, sin dejarse envolver en la politiquería manejan una influencia colectiva para lograr legislación mercantil general y medidas administrativas en lo fundamental de los negocios y profesiones para construir una plataforma apropiada para su ejercicio, sacando a los gremios de lo general, que debe ser útil para todos, como común denominador operativo, para permitirles dedicarse a avances sectoriales que son parte de la eficiencia y competitividad. Aquí los gremios seguimos estancados en minucias, que estallan a medida que los TLC nos ponen en competencia con otros países que ya superaron la etapa de dedicarle más tiempo a atender la cositería contradictoria de un gobierno arcaico y enredador que a la modernización de la producción y las exigencias de la clientela global.Circunstancias especiales han creado vínculos entre algunos gremios y el gobierno, haciendo que haya una interdependencia entre ellos, y esta es la fuente de conflicto interno en gremios que, o dependen del gobierno para decisiones de su funcionamiento, o hasta lo tienen en su estructura de dirección. También ocurre que algunos gremios, en la creencia de que una buena relación con el gobierno les permite influir en comportamientos favorables de éste, se tornan condescendientes con el gobierno, haciendo que los abuse y utilice para conseguir apoyos en circunstancias políticas difíciles, cosa mal vista y peor interpretada.Los gremios no han podido estructurar una representación gremial fuerte y cohesionada, dado que su liderazgo sufre de naturaleza humana y a veces sucumbe a prebendas y canonjías de los gobiernos, perdiendo su independencia. Y también que algunas personas fungiendo de líderes pseudogremiales se apropian de una equivoca vitrina que les da poder de acceso a los medios para adular al gobierno en beneficio propio.Los retos de la globalización y del crecimiento del país exigen un entendimiento entre el gobierno y los núcleos de producción y servicios porque se ha perdido la confianza entre ellos y es hora de que ello se promueva con todas las cartas políticas, sociales y económicas sobre la mesa y con el equilibrio de los intereses mutuos y del bien común como brújula.