La semana pasada culminó en París los Juegos Paralímpicos. Todo fue fascinante en esta 17.ª edición. El símbolo de los Olímpicos, Phryge fue el gorro frigio, similar al que tenemos en nuestro Escudo Nacional. “Elegimos un ideal antes que un animal”, expresó el director del evento, refiriéndose a la tradición de poner osos, águilas, leopardos, pandas, como mascotas según el país sede. “El gorro frigio es un símbolo muy fuerte para la República Francesa, es un símbolo de libertad. El hecho de que la mascota paralímpica tenga una visible discapacidad también manda un fuerte mensaje: promocionar la inclusión”.
En efecto, en los Paralímpicos, Phryge lleva una prótesis en una de sus piernas. 12 días, 4400 atletas, 22 deportes, tres millones de espectadores. La inauguración no fue en el Río Sena como en los Olímpicos, sino en la bella plaza de La Concorde, donde está el obelisco de Luxor. Recomiendo ver la grabación de este momento para apreciar la apoteosis de la tenacidad sobre la adversidad en cada deportista. Cuánta felicidad por la lucha para llegar hasta París a competir. El relator es formidable, hace alusiones geográficas a los países y conoce exactamente quiénes son muchos de los deportistas que desfilan y en especial a los abanderados.
Jóvenes que perdieron sus extremidades en las guerras que, malditas sean, pululan en el planeta. Desfilan ellos con esclerosis múltiple, con la huella de accidentes que cambiaron sus vidas, o por razones congénitas que no limitaron su superación personal.
Los deportes están llenos de sorpresas. En el goalball, por ejemplo, para deportistas con discapacidad visual, se lanza con las manos el balón ‘sonoro’ hasta llegar al gol; voleibol sentados, baloncesto o rugby en silla de ruedas; la esgrima, también en silla de ruedas, estas pegadas al piso, limitando el espacio donde sucede la acción: los atletas pueden moverse, pero la silla tiene que permanecer inmóvil.
El fútbol para ciegos, conocido como fútbol-5, se disputa sobre hierba artificial y el portero posee visión completa y hay vallas laterales que impiden que la bola salga de la cancha.
En la parahalterofilia, los atletas se acuestan en el banco y un auxiliar les ayuda a sacar la barra del soporte. Deben bajar la barra hasta el pecho y luego subirla hasta extender los brazos. En el tenis en silla de ruedas, la pelota puede rebotar dos veces y así los jugadores alcanzan a contestar a su rival.
Pues, en estas competencias tan complejas, Colombia se trajo 28 medallas. ¡28! El 40 % se las ganaron para atletas vallecaucanos. ¿Cuál fue la clave? La estrategia denominada ‘Valle, Oro Puro’, lanzada por Dilian Francisca Toro en 2016, y continuada por Clara Luz Roldán y por Dilian II a través de Indervalle. A los para atletas se les presta tanta atención y exigencia como a los competidores convencionales.
Es el deporte como una estrategia para recuperarse de la violencia o de cualquier origen de la adversidad. Mientras el atleta convencional mira a sus rivales, el deportista con alguna discapacidad debe enfrentarse primero a sí mismo, a su inseguridad inicial y, después de ganar esta batalla íntima, se enfrenta a sus contendores. Termina siendo un mecanismo de rehabilitación y un triunfo sobre la vida misma.
En Londres, en 2012, los Paralímpicos dispararon las ofertas laborales para personas con alguna discapacidad. Ojalá en el Valle también se dé, con la certeza de que atraerán personas que saben desafiar barreras, no temen a la lucha contra los imposibles y valoran como nadie las escasas oportunidades de trabajo. Me consta la transformación de clima laboral en las empresas que vinculan personas con alguna discapacidad cognitiva. No teman, den el paso que trae bendiciones.