Lo fue en Noruega y si me lee donde está, le cuento que el presidente Petro volvió con su ego altísimo de Nueva York porque en la ONU y en Nueva York lo recibieron con alfombra amarilla de seda.

Al presidente Petro, Nueva York y EE. UU. lo excitan, él de joven gritaba: “Abajo el imperialismo yanqui”. Los presidentes en octubre en Nueva York van a compras, fiestas, almuerzos y cocteles. Fue feliz Petro en La Quinta Avenida y paseando por el Central Park. Un viaje feliz del presidente, allá olvidó su gran pifia: “Las periodistas del poder, las muñecas de la mafia”. Petro está saludable, chau a Nueva York y a la ONU, a trabajar, trabajar y trabajar. Punto.

José Pardo Llada está molesto y yo también porque el histórico Umberto Valverde se fue de este loco mundo. Y Pardo Llada lo espera mañana con gran paella, mil boleros de Rolando Lasserie y Celia Cruz y 57 películas, desde Novecento a El Padrino más cintas de Mayolo, Poncho Ospina, Carlos Palau, Bertolucci y Robert De Niro. Pardo Llada espera a Valverde con 25 guayaberas y 45 versiones de La Guantanamera.

Umberto Valverde, un amable charlista, un tipo querido, un bonachón. Fuimos buenos amigos en Bogotá, me llamaba e íbamos a restaurante italiano. Umberto Valverde, un histórico, una leyenda, personaje de Cali, del futbol, la Librería Nacional, el América y los conciertos. Umberto Valverde experto en Jairo Varela y el grupo Niche. No tuvo envidias, jugaba limpio. Buena biografía nos dejó Umberto Valverde, hará falta en Cali como Pardo Llada, Felipe Ossa, Alex Gorayeb, Carlos Sarmiento Lora, el Gallego Blanco y Nelson Garcés. Punto.

Y casi aturdido despido a mi buen amigo Carlos Alberto Caicedo, un tulueñísimo, hijo de médico, esposo-novio de María Isabel y de Colombia, que lo quisieron mucho en sus años de convivencia. Carlos Alberto fue inteligente e ingeniero industrial UniAndino, seguidor del presidente Uribe, de Pardo Llada, de Poncho Rentería, Carlos Holguín, Carlos Hurtado, Martín Alvarado y del Deportivo Cali. A su novia-compañera e hijas, mi saludo solidario. Punto.

Y como ya pasé de los 74 años y toca morirse, viajo pronto a despedirme de España, de pronto es tarde el año próximo. Si se fueron Neruda, Jacqueline Kennedy y Julio Mario Santodomingo, elemental que me toque a mí, así deje a Lulita Arango. Es inevitable morirse, a cogerla suave, sin ruidos y colorín colorao.