Este es un país donde la capacidad de asombro no tiene límites. En una semana de locos en la que el presidente Petro, en un arranque imperial, acabó con la coalición de gobierno; hizo unas intervenciones en Estados Unidos que tiene a muchos como Champollion descifrando la Piedra de Rosetta, la antigua estela faraónica escrita en griego, en egipcio, con jeroglíficos y en escritura demótica; y tumbó a siete ministros, uno de ellos el gran generador de confianza del mercado inversionista, exactamente cuatro días antes de presentar al congreso el Plan Nacional de Desarrollo, quedó opacado uno de los proyectos de ley más trascendentales en esta etapa del país, la ley que pretende acabar con la infidelidad y otros vicios: la ley Anticachos.
Como se lee, la senadora de Sucre Karina Espinosa radicó el 19 de abril el proyecto de ley que busca formación desde las aulas escolares para que las familias vivan armónicamente y exentas de tentaciones externas. Responderemos varias preguntas de lectores interesados:
¿Por qué 40 congresistas avalaron la presentación de este proyecto de ley? Parece que las esposas y esposos de muchos legisladores estuvieron pendientes si sus cónyuges firmaban o no ese texto. Muchos consideraron que era más fácil darle la cara al país, que a la esposa brava preguntándoles en la noche porque se abstuvieron de respaldarlo.
¿Petro sancionará una ley contra la infidelidad? Hay dos versiones de quienes lo conocen. Dicen que ese día Petro una vez más se perderá y no se sabrá dónde está, aunque podría ser por asuntos relacionados con el contenido de este proyecto de ley. Otros dicen que invocará el alma bendita de algunos expresidentes como Núñez, Valencia, López Michelsen y Turbay y que en ese momento caerá sobre el Capitolio una tormenta eléctrica tan pavorosa que impedirá la firma.
¿Deberán declararse impedidos muchos congresistas en el trámite de esta ley? Se rumora que si se indaga un poco, estarían obligados a declarase impedidos un porcentaje tan alto, que es más factible lograr un acuerdo de colaboración con la junta directiva del Opus Dei para que esta legisle al respecto y así los parlamentarios se salvan. Se llamaría ley Pilatos.
¿Tendrá castigos fuertes esta ley? Algunos piden que sea formativa, otros que pene. Sí, porque sin pena, no habría sanción.
¿Hay países que inspiran estas sanciones? Pues si en China les cortan las manos a los ladrones imagínense lo que cortarían en Colombia a los infieles. Y como aquí somos exagerados en todo, por ejemplo el aborto puede ser hasta las 24 semanas, la castración por infidelidad podría incluir la vejiga y parte del riñón.
¿Es un delito de lesa humanidad? Ciertos tratadistas lo consideran delito de Tiesa humanidad.
¿Se tendrá consideración con los adultos mayores? Cuando este proyecto de ley se pensó hace 20 años, tenía freno a cierta edad adulta. Con la aparición del Viagra, el Cialis y otras ayudas, la consideración especial será después de 101 años.
¿Se conoce de posiciones de congresistas? Mientras preparaba esta columna le pedí la opinión al representante vallecaucano Víctor Manuel Salcedo. Me escribió: “Los únicos cachos que conozco son los de los Brahman, Holstein y Brangus y los imponentes procedentes de España Conde de la Corte y Parladé”. Yo le creo al congresista bugueño.
Usted escribió la semana pasada sobre los yerbateros. ¿Será que pueden unir esos proyectos de ley en uno solo? Dios nos libre de esa ocurrencia. Si a algo le teme la humanidad alegre es a un yerbatero contratado por una dama ofendida que aspira a que los conjuros le levanten al infiel más rápido la corbata que cualquier otra cosa.