Fanor Luna.- La primera vez que escuché la voz de Fanor Luna fue el día de la posesión de Rodrigo Lloreda como gobernador del Valle del Cauca, para decirme que debido al berrinche que armó Ramiro Andrade por la no inclusión en el gabinete de un miembro de MRL, sector que ya había entrado al gobierno de Lleras Restrepo con Alfonso López Michelsen como canciller, Lloreda se vio obligado a recomponer la nómina secretarial.
En ese berrinche intervinieron Misael Pastrana, ministro de Gobierno que estaba presente; López Michelsen, que amenazó con renunciar si lo del Valle no se arreglaba; y el mismo presidente Lleras quien sugirió que Lloreda me nombrara secretario de Gobierno, y que le dieran entrada a Jesús Sánchez Barona del MRL, en Fomento y Desarrollo. Así sucedieron las cosas.
En ese cargo conocí la noble personalidad de Fanor Luna, quien era, desde la administración de Humberto González, director de Protocolo y Relaciones Públicas de la gobernación, pero que también hacía a la perfección los comunicados oficiales.
Admirable su competencia para cumplir las funciones que se le encomendaban. Todos los funcionarios acudíamos a él para que nos ayudara a resolver problemas.
Dos años después fui nombrado secretario de Justicia en la gobernación de Marino Renjifo, y allí se consolidó mi amistad con Fanor, pues con el secretario de Gobierno, Reinaldo Carvajal, formábamos tertulias gratísimas al calor del Blanco del Valle.
Me retiré de cargos públicos, pero la amistad con Fanor siguió firme, y a pesar de que no nos veíamos con frecuencia, sí hablábamos por teléfono y me facilitaba datos para esta columna, pues él conocía todos los recovecos de la política regional.
Asistí a las honras fúnebres de este ilustre coterráneo, de quien nunca supe si era liberal o conservador, porque la política no entraba en su agenda. Para él todos, rojos y azules, éramos iguales. Paz en su tumba.
Clint Eastwood.- El próximo 30 de mayo este personaje cumplirá 95 años y ahí lo tenemos en su múltiple rol cinematográfico, pues ha sido exitoso actor, director, productor y guionista de tantas películas excelentes que lo hacen el más destacado en la historia del Séptimo Arte.
He sido seguidor fiel de esta gran estrella del cinematógrafo, desde que Sergio Leone en 1964 lo encumbró con la trilogía ‘Spaghetti western’, en la que sobresale ‘El bueno, el malo y el feo’, aunque juzgo que otra suya, ‘Los imperdonables’, ganadora del Óscar a mejor película, supera la del italiano.
Después cambió el traje de pistolero para vestir saco y corbata en las cinco cintas en las que se convirtió en el detective Harry Callaghan, que inició con Harry el Sucio, colosal éxito de taquilla. Siguió persiguiendo criminales en San Francisco en otros seis filmes.
Fundó Malpaso, empresa que produce sus películas, y de esos estudios salieron cintas de alta calidad como ‘Los puentes de Madison’, y ‘Golpes del destino’ (Million dollar baby). Ambas se hicieron con el Óscar a mejor película.
Retomó el revólver de pistolero para obsequiarnos esa maravilla que es ‘El jinete pálido’, seguido por ‘Joe Kidd’ e ‘Infierno de cobardes’, y vinieron luego dos películas de alta calidad sobre la batalla del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial: ‘Cartas de Iwo Jima’ y ‘Cartas a mi padre’.
Y ahora en Prime Video puede verse su reciente creación, ‘Jurado No. 2′, digna de todos los elogios de la crítica.