En el discurso del presidente Petro en la instalación de las nuevas sesiones del Congreso de la República, extenso como es su costumbre, el mandatario planteó una gran cantidad de temas importantes para el futuro del país e hizo anuncios de propuestas de políticas que piensa llevar al Congreso e implementar en lo que queda de su mandato. Me referiré aquí a solo unas cuantas, pues es imposible siquiera mencionarlas todas en el espacio de esta columna

Lo primero es el tono el discurso, muy diferente a los recientes balconazos, pues primó un tono conciliador y propositivo que culminó con un llamado al diálogo y una invitación a un gran acuerdo nacional cuyo objetivo debe ser construir una sociedad más justa y productiva. Para ser consecuente con esta invitación Petro se quedó a oír los discursos críticos de la oposición, elemental cortesía que nunca tuvo el expresidente Duque.

Una de sus grandes preocupaciones sigue siendo el cambio climático porque es una realidad que pone en peligro la supervivencia de toda la humanidad. Colombia emite solo el 0,21% de los gases de efecto invernadero que produce el mundo, pero la principal fuente de emisión en Colombia no es el uso de combustibles fósiles, ni mucho menos su producción, sino la deforestación y la ganadería extensiva.

Por eso es muy relevante el compromiso del presidente Petro de defender la Amazonía y su intento de buscar el apoyo de la comunidad internacional. En lo primero ya hay hechos qué mostrar pues, dijo el presidente, la deforestación en la Amazonía se redujo un 36%. La acción internacional ya se puso en marcha con el foro de Leticia celebrado hace unas semanas, y que se debe concretar en la reunión de presidentes de los países con responsabilidad sobre la selva que se realizará en Belén de Pará el próximo mes

En lo que se refiere a la búsqueda de la Paz, Petro ofreció una interesante interpretación histórica del conflicto en Colombia que para él tiene tres etapas: la primera, la violencia conservadora de mediados del siglo pasado, que con el acuerdo excluyente del Frente Nacional dio paso a la segunda, una guerra de la insurgencia contra el Estado que buscaba tomarse el poder.

Con el acuerdo de paz con la Farc y el que está en camino con el Eln se debe acabar la violencia insurgente y queda una tercera violencia que es la de grupos armados que “no tienen bandera política. Su bandera es controlar la riqueza, la extorsión generalizada, el oro, la cocaína, la mujer, la esclavitud moderna, el éxodo”.

En esta perspectiva, otra tendencia global que nos afecta es el cambio en el mercado de drogas ilícitas, donde el letal fentanilo está sustituyendo a la cocaína. Por eso están disminuyendo los envíos de cocaína a Estados Unidos y como el fentanilo no se produce en Colombia, el país perderá participación en las cadenas mundiales del narcotráfico. Esto exige del Estado una acción más rápida en la sustitución de cultivos de coca, para que los grupos armados de la tercera violencia no se apoderen de esos territorios.

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Coletilla: Son muchos los otros temas importantes incluidos en el discurso del presidente, como por ejemplo la reindustrialización del país o la reforma agraria. Una lástima que este periódico no haya informado a sus lectores sobre estos planteamientos, aunque fuera para criticarlos.