Más de 600.000 asistentes e ingresos por más de $60.000 millones dejó la versión XXVIII del Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez. Es más, según el balance de la Alcaldía, 36.000 turistas vinieron a Cali para el evento, y la ocupación hotelera llegó al 79%.
Fueron más de dos mil los artistas en escena y 1700 portadores y portadoras de tradición quienes participaron del festival, que tuvo su clímax el sábado 17 y el domingo 18 de agosto, cuando a la Ciudadela Petronio no le cabía un alma, y para comerse alguito había que armarse de paciencia, así como para encontrar un lugar desde el cual ver las presentaciones.
La novelería en torno a la publicitada visita de los Duques de Sussex, con todo el folclorismo posible; la polémica alrededor de los costos de la misma, y las más de 1500 notas que Google reporta en torno a Meghan y Harry en Cali quedaron en la memoria 2024 de una de las fiestas más populares del país.
Sin duda, Petronio tiene lo suyo y es una oportunidad maravillosa para mostrar la cultura del Pacífico. Las cifras dan cuenta, también, de lo que significa para la economía, el turismo y para cientos de personas que se preparan para llegar a él con lo mejor de su gastronomía y las diversas bebidas, entre las que el Viche es Patrimonio Cultural de la Nación.
Lo más bello de la música que se compone a orillas del mar, las matronas cantando lo suyo, el homenaje a los manglares de la maestra Nidia Góngora; “nuestras fiestas patronales a ver los arrullos en cada diciembre” que evoca en la canción ‘Te invito’ Herencia de Timbiquí; los cubanos invitados, entonándole a Changó y Obatalá en la tarima de la Casa Grande; las 47 agrupaciones que hicieron parte del concurso en sus distintas modalidades; la gente alrededor del escenario, en la gradería, escuchando todo aquello que nos recuerda que “Somos Pacífico, estamos unidos, nos une la región, la pinta, la raza y el don del sabor”, que la gran Goyo improvisó en la noche del domingo…
Más que evocar lo que fue la fiesta este año, que dejó también muchas lecciones por mejorar en torno a la organización, valdría la pena analizar que cuando algo tan bueno nos posiciona, nos une y nos reencuentra debería tener más que una cita, potenciar su valor, reivindicar su existencia, más allá de los seis días que tiene en el calendario.
Y eso conlleva pensar en darle un espacio vivo y consistente al Pacífico en Cali; un lugar en el que confluyan sus manifestaciones, y donde locales y visitantes puedan encontrar siempre esa riqueza que hace grande al Pacífico. Un sitio en el cual saborear las delicias del mar, la tomaseca, el tumbacatre; buscar las artesanías, la indumentaria, la marimba, los cununos, la música, la bendita música. Si bien el Festival es la gran fiesta, y así debe permanecer, en la capital del Valle residen más de 620.000 personas que se reconocen negras, según el Dane, lo que les da voz y voto para tener su representación, su hábitat, y compartirlo, a la vez, con quienes se dejan embrujar por su tradición.
Tenemos un montón de espacios con el apellido Pacífico en su nombre, pero no contamos con ese templo que le rinda culto a la herencia de los pueblos del Choco, Valle, Cauca y Nariño, en la capital del Pacífico, tremenda ironía. Ahora que andamos hablando tanto de biodiversidad, y chicaneamos de tenerla, recordemos que es justo gracias al Pacífico que seremos sede de la COP 16. Qué bueno sería tener un Petronio COP, bien organizadito; o poder ofrecerles a quienes estarán en Cali para la cumbre, una visita al Museo del Pacífico, la Casa Grande del Pacífico, la vitrina del Pacífico, o como quieran llamarla. Petronio quiere casa, y ya es hora de dársela en su ciudad. @pagope