No creo que todos lo sepamos, pero en Colombia no existe una red para el transporte de gas, lo que hay es una tubería que conecta los yacimientos con el mercado. Lo complejo para los que vivimos en el occidente colombiano es que básicamente tenemos dos lugares donde se produce este preciado insumo: la costa Atlántica -para ser más preciso, en La Guajira, donde quedan Chuchupa I y II y Ballenas, que tienen el 80% de las reservas del país- y los Llanos Orientales, donde se encuentra la otra fuente grande de gas; allí quedan los pozos más antiguos, en el Casanare: Cupiagua y Cusiana.
Como se pueden dar cuenta, el gas está bien retirado del occidente colombiano. Hecho que no es de menor relevancia, pues si el gas está lejos, por obvias razones es más costoso transportarlo, lo cual hace que en nuestra región se consuma el gas más caro del país. Es una vieja discusión que la región siempre ha perdido, pues en el cobro de la energía, la transmisión o transporte de esta, se incluya un valor igual; independiente de la distancia en que se encuentre la fuente. No entremos en esa pelea ahora, entremos en otra problemática.
Comparto con la Ministra de Minas que no podemos depender de una sola línea de transporte de este combustible, así los señores de la transportadora de gas hayan reaccionado en tiempo récord y con una eficacia de quitarse el sombrero. En Colombia desde hace muchos años se estableció un cobro por confiabilidad en la tarifa de energía. La lógica -que lo más costoso era no tener energía- se impuso después del famoso apagón en el gobierno de Gaviria, y por lo cual se decidió construir una segunda red, paralela; si la principal fallaba, se tenía una opción. Construir y mantener esa red alterna cuesta, por lo cual hay que generar un cobro y ese es el famoso costo por confiabilidad.
Lo que no comparto con la Ministra es que afirme que no se necesita la Planta de Regasificación del Pacífico, porque eso haría que el gas fuese más costoso. En Colombia, y especialmente en el occidente colombiano, debemos tener confiabilidad en el suministro de gas, más aún cuando sabemos que cualquier falla en la tubería nos deja sin suministro. Ya lo vivimos hace unos años en la época invernal, cuando se presentó un daño en la tubería en el departamento de Caldas, por un derrumbe. Lo acabamos de vivir la semana pasada, por el posible riesgo en el calentamiento de la tubería, en ese mismo departamento. Lo más costoso, ministra, no es la Planta de Regasificación del Pacífico, sino no tener gas. Por cierto, cuando planteaban importar gas de Venezuela, ¿en qué estaban pensando, pues?
Los más recientes informes muestran que Colombia solo tiene reservas de gas para 7 años. Lo cual nos deja con dos opciones: una es explorar, cosa que este gobierno -no entiende ni el Chompiras- desincentiva; la otra es importar. En el gobierno Santos se realizaron los estudios y el camino se empezó a allanar para viabilizar la planta y en el de Duque se ratificó. La región ha encontrado contrapeso en la costa Atlántica, donde ya se viabilizó una planta, pero eso no significa que podamos tener una en Buenaventura.
Blanco es, gallina lo pone y frito se come. Colombia necesita confiabilidad en el suministro de gas. Estar lejos de las fuentes, el excesivo costo del transporte, la posible escasez de gas en unos años… no dejan dudas de que en Colombia no solo se necesita robustecer la red de transporte de este insumo sino que urge tener una planta de regasificación en la costa Atlántica, pero otra en el Pacífico colombiano.