El 18 de julio de 1936, el general Francisco Franco inició ‘el alzamiento’ con la guarnición militar española en Marruecos, con el propósito de derrocar la República que se había impuesto a la salida del Alfonso XIII. Franco obtuvo que Adolfo Hitler, ya hecho con el poder en Alemania, le facilitara transporte aéreo para las tropas insurgentes.

Así comenzó la dura Guerra Civil en España, que llegó a extremos inimaginables como la autorización que dio Franco para que los pilotos nazis bombardearan e hicieran desaparecer del mapa a Guernica, cuya tragedia fue inmortalizada por Pablo Picasso en su célebre obra.

Franco triunfó en abril de 1939 y se apoderó del gobierno por 36 años, hasta su muerte en 1975. Acertó al reconstituir la monarquía e imponer a Juan Carlos I, violando la ley sucesoral porque la corona pertenecía al padre de este, don Juan de Borbón, Conde de Barcelona.

Vino lo que se conoce como la etapa de ‘transición’, en la que jugaron papel importante Adolfo Suárez como presidente del gobierno, y el rey, que mostró ser demócrata integral, como se comprobó con su conducta frente al golpe de Estado que militares franquistas pretendieron dar en febrero de 1983.

Después de Suárez –el aeropuerto de Madrid lleva su nombre- accedió Felipe González, jefe del Partido Socialista Obrero Español –Psoe- quien gobernó entre 1982 y 1996. Se propuso y lo logró convertir a España en uno de los más prósperos países europeos, siendo hoy la tercera economía del Continente.

Luego del gobierno del inepto José María Aznar, del conservador Partido Popular, el Psoe volvió con José Luis Rodríguez Zapatero, quien continuó la buena gestión socialista.

El Partido Popular regresó al mando con Mariano Rajoy, quien cayó por moción de censura en el Congreso, acusados él y su partido de corrupción.

Llegó entonces el actual, Pedro Sánchez del Psoe, quien adelanta un proyecto parecido al del actual régimen colombiano. El de aquí lo preside Petro, el de allá Pedro, que es la traducción del nombre del apóstol.

Sánchez enfrenta total oposición de la derecha. No tiene mayoría parlamentaria y se sostiene con los siete diputados de Carles Puigdemont, líder de los ‘independentistas’ catalanes. Condenado por terrorismo, está asilado en Bélgica. El presidente llevó al Congreso de los Diputados una ley de amnistía, pero increíblemente, los siete votaron en contra, exigiendo mayor ‘blindaje’ judicial. Volvió el debate y nadie sabe en qué parará.

El líder de la derecha es Alberto Núñez Feijóo, tan agresivo como es de rigor en esa tendencia, y que puede llevar de nuevo al Partido Popular a la Moncloa, sede del gobierno. Acaba de tener resonante triunfo en Galicia, en donde derrotó a Ana Pontón, del Bloque Nacionalista Gallego, ministra en el gabinete de Sánchez. Y es aliado de Santiago Abascal, el protogodo dirigente de Vox, que es la extrema derecha ibérica.

Me sentí en Colombia por la semejanza política. Definitivamente, somos descendientes de las “ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda”.

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Estando fuera del país, supe del fallecimiento de Elly Burckhardt de Echeverry, la destacada arquitecta a quien se deben muchas de las obras que modernizaron a Cali. Liberal de acendrados principios. Con su cálida sonrisa fue mi amiga de siempre, y por eso su muerte me ha causado inmensa pena.