Desde Bogotá el periodismo mira mucho hacia Cali porque en una casa confortable de Dapa vive la familia de Francia Márquez, nuestra activa vicepresidente. Como hija cariñosa, Francia viene cada semana en un helicóptero a visitar a su respetable madre. Hoy discuten si hay ‘daño al dinero público’ porque cada vuelo a Dapa en helicóptero vale cincuenta o sesenta millones A Francia por radio le preguntaron: ¿Cuánto paga usted mensualmente por su casa en Dapa? Ella respondió: “Hago uso de mi derecho a no contestarle, eso es de mi vida privada”. Punto.

Ante el escándalo que hoy torea el hijo del presidente Nicolás Petro por acusación de su exnovia Day Vásquez, salió en defensa del joven Petro una belicosa parlanchina politiquera. Ella hizo lo barato, radialmente difamó al expresidente Uribe. En Bogotá circula una encuesta: ¿Cree usted que contra el expresidente Uribe hubo una calculada operación de ‘exterminio político’? Muchos dicen que sí, otros dicen lo contrario. Punto.

Es cordialísimo el hoy ministro de la política, don Alfonso Prada, ama los micrófonos y cometió una pifia verbal que le trajo insultos y burlas por exótica, dijo que en el Caguán la semana pasada “no hubo un secuestro, hubo un corredor humanitario cariñoso de miles de campesinos a la Policía nacional”. ¡Ufff!, penosa pifia, ministro, allí secuestraron, humillaron y matonearon a 78 patrulleros de la Policía que desarmaron y de ñapa, asesinaron al dragoneante Monroy a cuchilladas. Ministro Alfonso Prada, admita que se fue de lengua y medio apaga ese incendio. Punto.

Colombia es un país donde suceden hechos extravagantes y lo pruebo: a 17.000 personas les vendieron tiquetes aéreos en la empresa Viva-Air que cerró oficinas y aviones días después. Lo delictivo es que vendieron, recogieron millonadas y se escondieron. Un directivo de Viva Air por una rendija les dijo: “No les quito más tiempo, sentimos mucho haberlos conejeado, pero el gobierno nos permitió con sus demoras venderles tiquetes falsos y chimbos”.

Mal día para el presidente Petro fue el lunes, le tocó algo hartísimo, le tocó explicar movidas burocráticas de su hijo que él ignoraba. Lo exótico: su hijo Nicolás recibió ayudas electorales millonarias de dos señorones algo calientes, algo grises, algo derrochones de dinero y se supo, porque lo denunció la exnovia del joven Petro.

Lo anterior nos demuestra que Colombia es un país mágico, surrealista porque unos avispadísimos hacen picardías millonarias y se ríen a carcajadas.