Buena noticia el cierre de las consultas previas del proyecto de transmisión eléctrica Colectora en La Guajira para sacar la electricidad generada con fuentes eólica y solar, una de las apuestas más importantes en renovables. Lástima que se haya opacado con declaraciones imprecisas y provocadoras sobre el peso específico de la capacidad de generación eléctrica en esa región, cuestionando sin necesidad otras fuentes eléctricas.
La Guajira tiene un potencial enorme en la generación de electricidad con sol y viento. La irradiación solar es superior al promedio mundial y el régimen de vientos es de los mejores del continente. Según estudio del SER su capacidad fotovoltaica y eólica, en un escenario medio (realista) es de 1.600 Megavatios o 1,6 Gigavatios de potencia. Cuando se habla de potencia, se refiere a la capacidad con la que se puede generar electricidad.
El potencial estimado de generación de La Guajira, con un factor de planta tipo (relación entre electricidad efectivamente producida y electricidad generada de trabajar a plena carga) de 20% para solar y 25% para eólica, sería 8,5 Gigavatios-hora/día (GWh-d). La demanda de electricidad del país es de 228 GWh-d. Es decir, La Guajira representaría el 3,7%. Es inexacto afirmar que esa región podría generar la totalidad de la electricidad del país.
Según la UPME, la demanda de electricidad al 2035 será de 301 GWh-d: 73 GWh-d más. Con la perspectiva de expansión del operador eléctrico XM al 2025, de 9 GW de potencia, la nueva electricidad generada, sin contratiempos y con redes de transmisión al día, sería de 57 GWh-d, de los cuales 39 GWh-d, de fuentes eólica y solar. No alcanzaría. Y bajo ese supuesto, la electricidad de renovables del país equivaldría al 17% de total de la demanda.
Por eso y sin menospreciar el esfuerzo que realiza el país en energía eólica y solar, y la importancia de haber destrabado el proyecto de transmisión eléctrica del Grupo de Energía de Bogotá, GEB, luego de 235 consultas previas, no se puede prescindir de otras fuentes primarias de electricidad, en especial, la hidráulica, el gas natural y el carbón. Más con las dificultades que atraviesan la mayoría de los proyectos energéticos en el país.
Incluso en el escenario en el que las exportaciones no dependan del petróleo y el carbón ni los ingresos nacionales y las regalías del sector minero-energético y que la nuestra fuese una economía totalmente electrificada, como algunos lo plantean (perspectiva que ni siquiera la Upme contempla al 2050), depender sólo de la energía eólica y solar, como lo propone el Gobierno, sería técnicamente inviable y energéticamente irresponsable.
Por una razón, las fuentes eólica y solar, con el potencial que tienen, son intermitentes; no hay sol ni el mismo régimen de vientos las 24 horas del día ni los 12 meses del año. La electricidad no es fácil de almacenar y es costosa. La buena noticia es que las baterías gigantes existen, son los embalses de la vilipendiada generación hidroeléctrica. Y el gas natural, por su alto factor de planta, es la fuente más confiable de respaldo eléctrico.
Una matriz eléctrica diversificada (con una mayor proporción de fuentes renovables no convencionales) es deseable y hace bien el Gobierno en impulsarla. De ahí a creer que la electricidad producida con fuentes eólica y solar es y será suficiente, no es serio ni técnico. Como tampoco lo es, creer que el país puede prescindir del petróleo, el gas y el carbón, de la noche a la mañana. Adelante con los proyectos de energía renovable, incluidos los de La Guajira. Sin falsear los hechos, ni hacerle creer al país lo que no es.