Las calles están conformadas por sus calzadas y andenes, de propiedad pública, a los que en algunas se agregan antejardines o pórticos, que aun cuando son de propiedad privada tienen una función pública, como paisaje los primeros y en su uso como prolongación del andén los segundos.

En Cali en muchas calles se ocupa la parte lateral de la calzada, parte o totalidad de sus maltrechos andenes, si los tienen, y se cierran y cubren los antejardines, y hasta parte del andén, para poner ‘terrazas’ de restaurantes, o se destinan a estacionamientos; y las Autoridades poco hacen al respecto, y hasta el Municipio mismo es invasor del espacio urbano público llenándolo de postes.

En Cali es como si muchos de sus nuevos habitantes no comprendieran que una buena ciudad depende de sus espacios urbanos, tanto públicos, como son sus calles, o privados, como los antejardines; y las Autoridades tampoco han entendido que un buen espacio urbano público debidamente controlado, mucho contribuye a la seguridad en la ciudad. Es, por ejemplo, la total falta de control sobre el ‘urbanismo táctico’ realizado a todo lo largo de la Cr. 6 en San Antonio, lo que ha permitido la creciente privatización de la franja que demarcaron a su costado norte supuestamente para uso por peatones con problemas de movilidad o en silla de ruedas.

Pese a las varias solicitudes que ya se han realizado, como la de la Veeduría ciudadana del patrimonio (13/08/2024) aún no se ha realizado la evaluación de lo hecho en la Cr. 6 hace tres años, pese a que el compromiso de las Autoridades fue hacerlo a los seis meses de realizada la mencionada franja ‘estratégica’ en dicha calle con sus absurdas materas, y que está cada vez más invadida por carros, motos, mesas y asientos; y los andenes continúan sin ampliar y regularizar. Es simplemente como si los peatones no fueran considerados en esta ciudad en su condición de personas que deberían poder caminar por los andenes de sus vías públicas con total prioridad.

Los espacios urbanos de uso público pertenecen al Estado, en este caso al Municipio de Cali, mientras que los espacios privados pertenecen a particulares para su uso privado, como una vivienda, o semipúblico, como un local comercial; pero, por lo contrario, no lo es un punto de venta en un andén, como el de un vendedor callejero, que es la invasión privada del espacio urbano público. El asunto es entonces lograr el equilibrio entre lo público y lo privado, de lo que depende el que una ciudad sea segura, funcional, confortable, agradable y emocionante; temas que dependen de su planificación y diseño, el que de nada sirve sin su subsiguiente y efectivo control.

Se trata de la inspección regular de las calles o al pedido de sus vecinos, para que se lleve a cabo la comprobación de que no se están violando las normas vigentes, y poder proceder a la intervención pertinente; pero tal parece que en Cali no existen normas para impedir la privatización de lo público. Pero por supuesto, el problema de fondo son los que, en Cali, tanto habitantes como autoridades, no comprenden lo que deben ser sus calles, avenidas, plazas, atrios, paseos, parques y zonas verdes. Aquí se les dice calles a avenidas, o viceversa, bulevar a un paseo, parque a una plaza o a una zona verde; y si el vocabulario es confuso, como no lo va a ser el uso de esos espacios.