Cada vez queda más claro para más habitantes de Cali, que sus principales problemas tienen que ver con su seguridad, movilidad, comportamiento, orden y corrupción, precisamente esta última la que dificulta sus soluciones y control posterior, más trabajo, vivienda, educación, salud y recreación. De todos estos asuntos se ha escrito reiteradamente en esta columna y en Caliescribe.com, pero vale la pena insistir en esos cinco problemas, concretarlos y sintetizarlos para saber por qué candidato votar en las próximas elecciones, o por qué hay que votar en blanco y no abstenerse irresponsablemente.

Está claro que para lograr más seguridad en la ciudad, mucho ayudaría la creación de un Cuerpo de Guardias Municipales que complemente a la Policía Metropolitana existente y no apenas que la apoye; y que además vigilara el jarillón del río Cauca y controlara el cumplimiento de las normas de sismo resistencia, incendios, evacuación de emergencia y convivencia, y proteja el patrimonio cultural. Pero para lograr todo lo anterior hay que organizar a los ciudadanos en las calles, barrios y sectores urbanos en donde habitan, y facilitar su oportuna colaboración con las autoridades.

Está claro que para mejorar la movilidad en la ciudad se necesita el tren de cercanías y rescatar el MÍO, integrándolos en un único Sistemas de Transporte Público, alimentado por los otros medios informales existentes, los que se irían legalizando poco a poco. Mejorar y organizar las vías, sus cruces, paradas, demarcaciones y señalización; hacer ciclovías de verdad; y ampliar y arborizar los andenes. Pero antes es preciso un Plan Vial simultáneo a un Plan de Ordenamiento del Territorio, POT, en tanto uso y ocupación del suelo por niveles: sótanos, pisos bajos, pisos altos, últimos pisos.

Está claro que para mejorar el comportamiento de la gente en los espacios urbanos públicos y semipúblicos de la ciudad, y en sus vecindarios, conjuntos de vivienda o edificios de apartamentos, se precisa de una permanente educación cívica en ellos por parte de ese Cuerpo de Guardias Municipales ya mencionado. Y en las escuelas, colegios y universidades, que sea parte de su currículo: una Cultura Ciudadana en función de los valores, usos, costumbres, ritos y tradiciones de Cali, para ayudar a formar urbanitas respetuosos de los otros y estos generen ciudadanos responsables de todos.

Está claro que para lograr orden urbano, paisajista y arquitectónico en Cali toca oficializar su Área Metropolitana, dividirla en ciudades dentro de la ciudad y, separadas por cinturones verdes, Yumbo y Jamundí; dotarlas con sub centralidades peatonales; y unirlas por los dos nuevos ejes urbanos regionales ya propuestos: uno a lo largo del Río Cali, como una prolongación del Jardín Botánico, y sus dos avenidas marginales empatadas con la Recta a Palmira; y el otro a lo largo del actual corredor férreo, por donde iría el tren de cercanías, una autopista urbana y el par vial de las calles 25 y 26.

Para cada vez más habitantes de Cali está más claro que la corrupción dificulta ejecutar correctamente todas las propuestas anteriores y poderlas controlar después, pero lo que aún no está suficientemente claro es cómo llevarla a sus ‘justas proporciones’. Lo que sólo sería posible mediante urbanitas mejor educados y ciudadanos más responsables que voten, así sea en blanco, rechazando entonces los populismos de politiqueros corruptos, en lugar de abstenerse irresponsablemente.