En Cali contamos con una docena de universidades que proveen a la ciudad y la región las más variadas opciones de educación superior, las cuales responden a diversos intereses y expectativas de la comunidad; muchas de las cuales se han construido a través del diálogo participativo entre la universidad y la sociedad civil; un diálogo cada vez más activo y cercano, que permite generar sinergias de beneficio común.

La ciudadanía exige cada vez profesionales líderes, con bases éticas y formación integral, socialmente responsables, comprometidos con el desarrollo equitativo y sostenible. En esa relación dialógica existente entre la universidad y la sociedad, su natural función educativa deriva en un compromiso de formar profesionales que respondan a las demandas sociales, aplicando el conocimiento en el contexto real de la sociedad y contribuyendo a su transformación.

La Universidad de San Buenaventura, institución con más de tres siglos de historia de servicios educativos y desde hace cuatro décadas con la categoría universitaria, celebra este cuadragésimo aniversario con una noticia para Cali y en Valle: la puesta en marcha del programa de pregrado, danza y performance, para profesionalizar el ejercicio empírico de cientos de caleños y vallecaucanos dedicados a esta expresión cultural que nos posiciona ante el mundo como una ciudad que baila y se expresa a través de la danza en sus más diversas manifestaciones. La Universidad desde esta carrera se propone pensar la danza académica, la danza tradicional y la danza popular; así como las propuestas performativas en la danza, la gestión cultural y el trabajo de investigación con las diferentes comunidades y sectores sociales.

Este pregrado permitirá no solo formar bailarines y coreógrafos, sino también docentes, y gestores de proyectos culturales, lo que ayudará a que lo que hoy es un ejercicio empírico en varias manifestaciones, pueda transformarse con el tiempo en un ejercicio profesional, con mayores oportunidades de proyección; sumándose así a otras carreras existentes en la ciudad alrededor del cine, la música, la literatura, las artes plásticas, escénicas y visuales, que promueven la profesionalización de nuestro capital artístico regional. Este proceso de profesionalizar el ejercicio artístico es una tarea que viene siendo apoyada a través de diversas orillas, donde también confluye el Estado con becas y estímulos, que permiten que algunos agentes culturales de la ciudad fortalezcan sus competencias y capacidades.

La pregunta que surge ahora es cómo estos artistas de la ciudad -bailarines y coreógrafos que le han dado tanto brillo a Cali, desde la salsa, el folclor, el hip-hop, y tantos otros ritmos, con un conocimiento valioso y una experiencia igualmente meritoria-, lograrán solucionar el dilema económico que surge frente a la financiación de esta oportunidad; pues la supervivencia de sus familias y la propia sigue siendo la necesidad primaria a resolver.

Si Cali es ya un referente mundial a nivel de danza, cuánto más podría alcanzar si nuestros bailarines logran la profesionalización de su quehacer como ya lo vienen haciendo nuestros músicos, escritores, diseñadores y artistas plásticos, entre otros. Cali es una ciudad que vive y vibra con el arte y la cultura, por ello oportunidades como esta merecen un reconocimiento especial, la generación de alianzas y el apoyo de todos los que de una u otra manera pueden contribuir a su éxito.