Los conflictos del Medio Oriente y de Ucrania parecen ser la prueba de fuego para la subsistencia del Orden Internacional que nos había permitido un período de casi ochenta años de relativa paz, si se le compara con otras etapas de la historia. Hace cien años el mundo apenas se recuperaba de ‘la Gran Guerra’ y pensaban que los conflictos eran cosa del pasado. Lo que se estaba gestando, sin embargo, era un auge del nacionalismo, del fachismo y del autoritarismo que desembocaron en la II Guerra Mundial. La posguerra dio origen al predominio norteamericano en el contexto global y al mundo bipolar frente al comunismo que, con la Guerra Fría, marcó buena parte de la segunda mitad del siglo pasado.
Con el liderazgo norteamericano se impuso un ‘Relato de Occidente’ que ha marcado la historia hasta nuestros días. El líder, sin embargo, se ha debilitado y el deterioro de sus partidos reduce la posibilidad de posiciones unificadas que le den la fuerza que tuvo hace unos años a esa gran nación. Mucho menos si el presidente elegido llegara a ser Trump con sus posiciones aislacionistas.
De esa etapa surgieron unas reglas de juego que nos han permitido casi ochenta años de convivencia internacional, alrededor de una institucionalidad en la cual las Naciones Unidas han jugado un papel fundamental.
Lo que se ha venido observando en los últimos años, sin embargo, es un deterioro de las NNUU que las ha convertido en una entidad burocratizada, sin capacidad de decisión y mucho menos de acción. Las razones son muchas, pero lo cierto es que la percepción más generalizada es que ya perdieron toda su relevancia. Con muy contadas excepciones, como pudo ser el caso de Netanyahu o de Milei, en la Asamblea que acaba de pasar las intervenciones de los presidentes, en el mejor de los casos, solo interesaron a las audiencias de sus propios países. El famoso veto en el Consejo de Seguridad lo convirtió en un organismo inoperante y sus retos, en cambio, son cada vez mayores. Que frente a la invasión de Ucrania, la comunidad internacional no haya podido tener una posición clara es lamentable.
Como todo parece indicar tampoco van a poder hacer nada en el caso el Medio Oriente y, en este caso, las cosas se están agravando de manera muy seria. Las resoluciones de NNUU del pasado, que trataban de solucionar el problema palestino no se cumplen y el expansionismo de Israel es evidente. Es un tema muy complejo, pues difícilmente habrá solución sin la existencia de dos estados y sin la participación de la comunidad internacional esto es imposible. El conflicto sigue escalando y, como lo dijo Netanyahu, ya tienen siete frentes de guerra. Eso puede llevar el conflicto a niveles inimaginables.
Si NNUU resulta incapaz, de jugar el papel a que estaría llamado en esta situación para evitar un problema de ese tipo, lo que estaría es firmando su propia defunción, pues sería la confirmación de su obsolescencia y el mundo tendrá que vivir situaciones muy oscuras, pues los tambores de la guerra siguen sonando por todas partes.