Según nos enteramos por las proyecciones que publicó Naciones Unidas el pasado 11 de julio el número de habitantes sobre la tierra ya se acerca a los 8.000 millones, cuando hace apenas dos décadas, en el año 2000, la cifra era de 6000 millones. De una mirada a estos datos salen algunas conclusiones interesantes.
Aunque la tendencia de las últimas dos décadas parecería sugerir un crecimiento descontrolado que nos llevaría a sobre poblar el planeta, además de recalentarlo, la explosión demográfica se ve más moderada hacia adelante. La población seguirá creciendo, pero no tan rápido. Al terminar este siglo, en el año 2100, se calcula que habrá 10.400 millones de personas en el mundo.
También está cambiando el peso relativo de los países. En China la población empezará a decrecer este año. Pese a que el gobierno relajó su famosa política de un solo hijo por familia sigue habiendo pocos nacimientos. En 2023 India se convertirá en el país más poblado del mundo, por encima de China. Dentro de treinta años habrá 1700 millones de habitantes en India. En Europa la población alcanzó su máximo en 2020 y de ahí en adelante empezó a decrecer. Estados Unidos, por su parte, se mantendrá como el tercer más poblado del mundo, con 375 millones de personas.
Aunque unos países van más adelante y otros más atrás, todos transitan por una tendencia parecida: las nuevas generaciones tienen menos hijos que las anteriores, y las personas son cada vez más longevas gracias al progreso de la medicina y mejores condiciones económicas. El niño que nazca hoy tiene 9 años más de expectativa de vida en comparación con alguien que hubiera nacido en 1990. La combinación de menos hijos y más años de vida lleva tarde o temprano a una sociedad envejecida, con los retos que ello implica: mayor necesidad de servicios de salud, de atención a los mayores, y sistemas pensionales que tambalean financieramente, pues hay pocos jóvenes aportando para pagar las mesadas de muchos jubilados cada vez más longevos.
El continente más envejecido ahora es Europa. La mediana de la edad, que es algo parecido a la edad promedio, está en 42 años. En Suramérica, que sigue siendo más joven en comparación, está en 31 años. Colombia recibió recientemente una inyección de juventud con la inmigración venezolana, pues casi la totalidad de los que han llegado son menores de 60 años. Aun así nuestro país sigue teniendo una edad promedio parecido al resto del continente.
Aquí todavía no nos ha llegado en forma el envejecimiento poblacional, como le llegó ya a los europeos. Pero la diferencia es que cuando nos llegue, será muy súbito. En Francia el grupo de los mayores de 60 años de edad tardó un siglo en duplicar su peso relativo dentro la población total. En Colombia, en cambio, tardará sólo 20 años en hacerlo. Esto quiere decir que en un par de décadas nuestra sociedad estará tan envejecida como lo está hoy la europea. Hay poco tiempo para realizar las muchas transformaciones que hay que hacer como sociedad para atender adecuadamente el envejecimiento. Como dice una canción que sólo los mayores recordarán muy bien, ‘veinte años no es nada’.
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Después de 12 años de haber trabajado en la Universidad Icesi como director del centro Proesa y luego como decano de Economía y Finanzas, me retiraré próximamente para vincularme al Banco Interamericano de Desarrollo. Durante esta transición suspenderé la publicación de esta columna, la cual espero retomar tan pronto me sea posible.