Separación de poderes: La justicia y los órganos de control han demostrado idoneidad e independencia. Han sabido mantener a raya donde empieza lo jurídico y no dejarse enturbiar con lo político. Recordemos que fue esa rama la que también ha juzgado a Uribe quien la confrontó duramente y allí sigue asumiendo procesos cuyo final no está claro. Han hecho reparos constitucionales serios a Petro. Lo cierto es que la mayoría de nuestros jueces, magistrados e investigadores merecen un enorme reconocimiento. Estoy seguro de que usted, apreciado lector, también ha quedado absorto ante la valentía del fiscal Burgos, quien con aplomo y alto profesionalismo desenreda las madejas de casos de altísima complejidad frente a asesinos de alta calaña como los del fiscal Pecci, el de Mauricio Leal o ante corruptos como Nicolás Petro y las mafias que detrás de este financiaron la campaña Petro. Pero hay muchos Burgos en todo el país, corriendo inmensos riesgos por hacer justicia. Ellos enaltecen la rama judicial, los órganos de control y la práctica del Derecho.

¿Es esto parecido a lo de Samper? Es distinto. En lo jurídico, la prueba reina contra Samper estuvo diluida. Samper fue muy hábil en acercar a los grandes cacaos quienes no veían en él al peligroso ideólogo chavista que hay en Petro. Muchos empresarios se oponían a Samper, pero la cúpula empresarial no lo desamparó. Samper era hábil y cálido. En cambio, la distancia y la arrogancia de Petro hace que no tenga verdaderos amigos. Otra diferencia es la relación con las Fuerzas Armadas. La cercanía de Samper con la cúpula militar era muy estrecha, casi exagerada. Petro en cambio, en la torpeza que se deriva de la prepotencia, nombró como Ministro de Defensa al peor candidato que pudiera escoger. Petro quiso vengarse de las fuerzas del orden sin pensar en las necesidades que se vendrían en el camino. Finalmente, mucho va de Fernando Botero Zea a Nicolás Petro. Coinciden en la ambición personal, pero la relación de sangre con Nicolás hace que cada palabra, cada defensa del Presidente-papá deba ser con un cuidado quirúrgico. La primera prueba fue la indignación nacional con el “Yo no lo crie”.

“Solo el pueblo me impedirá llegar al 2026″: Cada día tendremos más de esto. El discurso de mañana será oratoria populista dirigida a fortalecer su relación con un pueblo que cada vez está más desinflado. Petro tratará de intimidar a la justicia buscando el respaldo popular. Y cuando las mayorías del Congreso, como ya lo están haciendo, les den la espalda a sus irresponsables propuestas, también la plaza pública será escenario de las presiones. Allí veremos el verdadero coraje nacional para hacer respetar las instituciones.

El arribismo disparado: Ojalá lo sucedido a Nicolás Petro les sirva a las nuevas generaciones en su afán de enriquecerse rápidamente. Hoy todo queda grabado, escrito en el chat y flotando en la nube así se borren los mensajes. Las relaciones alrededor del arribismo no son sólidas. Por eso los amigos son los de siempre, usualmente los que llegan con los torcidos son cómplices y no amigos. Allá la base es el billete, no el afecto, ni los principios y mucho menos el amor.

La madre: Toda alusión a la madre de Nicolás, la exalta. A este y a Day les apenaba que ella intuyera el manejo delictivo de su fortuna. No los quería ver como traquetos. Esas son las mujeres de nuestras ciudades, como Ciénaga de Oro, en este caso. Pueblos y ciudades que cultivan los valores y la decencia. Definitivamente fue mejor ser Burgos que Petro, así este haya llegado a la Casa de Nariño.

La frustración por el cambio: Nada cambió. Fueron décadas de críticas y oposición, sin prepararse mental ni operativamente para gobernar. Les quedó grande el cambio, anhelo nacional.