Es positivo que el Presidente se reúna con un grupo de empresarios. Cualquier actitud orientada a la búsqueda de la cordialidad, escuchando las voces de ciudadanos que han sido objetivos de sus críticas, debe calificarse como loable.

Aspiro que luego llame a los gremios que representan el sector económico para conversar y concertar. La institucionalidad debe primar.

Sin embargo, lo anterior me ha traído recuerdos del pasado reciente. Cuando asumió el cargo presidencial Gustavo Petro, fue alentador oír que había nombrado tres ministros que no eran de su cuerda, sino de sectores de opinión contrarios a su ideología. Sentimos un alivio que nos recorrió el cuerpo.

Creo que contribuye al análisis anotar que su elección no fue contundente, la diferencia no fue amplia, tres puntos porcentuales respecto a su contendor, Rodolfo Hernández.

Su gobierno ha presentado varias reformas. La tributaria fue aprobada, y recientemente cercenada, por un fallo de la Corte. La de la salud, la más discutida, puesto que las encuestas de opinión muestran conformidad con la actual, sin desconocer que toda norma es susceptible de mejora. Ocurre que el proceso de su discusión ha sido controvertido, en ocasiones se le han hecho sugerencias de expertos, que aparentemente han sido aceptadas, pero no se reflejan en el texto. Además, los profundos desacuerdos sobre el tema, lo llevaron a tomar la decisión de pedir la renuncia de los tres miembros independientes del gabinete, mencionados anteriormente. Se continúa insistiendo en eliminar la función de las EPS. La orientación del proyecto es proclive a la estatización.

Igual ocurre con la de pensiones. Si bien actualmente existe regresividad, puesto que se utiliza el presupuesto nacional, para pagar parte de pensiones elevadas, a cuyos beneficiarios no se les exigió, en su momento, hacer los ahorros correspondientes. El gobierno ha mostrado incomodidad con los fondos privados que constituyen pilares del sistema pensional. Al igual que en la reforma de la salud, muestra una clara preferencia de la estatización del sistema.

Hoy la inversión y el crecimiento económico se encuentran amenazados por un decrecimiento del último trimestre. Un semáforo en rojo que señala que se debe cambiar el rumbo. No obstante, se ha presentado una reforma laboral que aumenta los costos. Diría que por lo menos es inoportuna. Se debería estimular el empleo en lugar de encarecerlo.

Cuando Petro inició su mandato manifestó admiración por los postulados de Mariana Mazzucato. Leí dos de sus libros. Se trata de una economista, de las más reputadas actualmente en el campo de la innovación. Aconseja las alianzas estratégicas entre el sector privado y el público, para buscar lo mejor de los dos mundos. Me alegré de que nuestro Presidente pretendiese hacer alianzas entre los dos, para lograr la mayor productividad y la eficiencia posible en la prestación de los servicios públicos.

La dicha duró poco, puesto que en sus arengas comenzó a denigrar del sector privado y a criticarlo por el objetivo de lucro.

Estos hechos me han hecho pensar que la reunión con un grupo de empresarios sea un distractor, un saludo a la bandera. Mi ferviente deseo es estar equivocado y que efectivamente se logren sanos y benéficos acuerdos.