* Edilberto Hernán Galindo Fernández, sacerdote de la Arquidiócesis de Cali.
El evangelio de San Mateo (Mt. 2,1-12) hace una afirmación “Jesús es el Mesías”, eso lleva a situar el sitio geográfico, Belén, donde se registra el encuentro de unos hombres (magos de oriente), después de haber indagado por la guía de una estrella, y consultar al rey Herodes, hecho que lo hizo sobresaltar, pues el poder se ve amenazado por la presencia de un Dios que se hace niño, en la humildad de un pesebre.
Eso muestra que los que ponen su confianza en las riquezas y en las prerrogativas de su reinado están carentes de algo, y ese algo, está en la humildad de un niño que es apreciado y con regalos se postran (señal de humildad) a reconocer al Rey, carente de todas las características de quien está en actitud de amenaza (Herodes).
Al finalizar el tiempo de Navidad, nos ayuda a valorar más, no solo estos días, sino cada día del año, como una oportunidad para dejarnos guiar por la palabra de Dios y así calmar ansiedades, temores, angustias, complejos y tantos sentimientos similares que el ser humano padece por creer que en los bienes materiales se encuentra la felicidad, la eterna juventud, la garantía de asegurar el sustento a futuro; es como si la imagen de Herodes tomara forma en cada una de esas situaciones.
Ponerse en camino, es correr, agilizar el paso para ir a encontrarse con Jesús, y al llegar, postrarse, reconocer la grandeza del Dios que se hace niño, se hace hombre y sufre las condiciones infrahumanas; estas acciones invitan a que cada día busquemos presurosos el encuentro con Nuestro Señor Jesucristo, desde la palabra, los sacramentos, las obras de misericordia.
Cristo Jesús es Señor del tiempo, empezar el año y terminar buscándolo, adorándolo, nos lleva a vivir cada día sorteando las dificultades, no con las angustias de Herodes, sino con la paz que solo da Nuestro Señor Jesucristo.
Feliz Navidad a todos y que sea el Niño Jesús, el que de paz a todos en sus vidas y les muestre el camino para llegar a él.