La instalación del Congreso en este nuevo período de sesiones tuvo una novedad que, ojalá, fuera el inicio de una nueva etapa para que presidente busque consensos y unidad nacional. Fue un mensaje similar al de su discurso de posesión que, lamentablemente, no pasó de ser un anuncio. En esta ocasión no acudió a la retórica incendiaria que ha predominado en este primer año, no insultó y tuvo un gesto destacable como fue el haberse quedado a oír la intervención de la oposición. Sería muy positivo para el país que reconozca que ya no es oposición. Ahora es gobierno y es el responsable de la gestión y esto es mucho más que pronunciar discursos y viajar por el mundo como profeta del apocalipsis, anunciando la extinción de la especie humana.

Petro debería reflexionar y entender que los consensos y los puntos de encuentro le permitirían avanzar en muchos de los cambios que quisiera lograr. Los resultados de su gestión, por el contrario, están yendo, en muchos de los frentes, en la dirección contraria.

Los ejemplos son innumerables y basta solo mencionar algunos para recordar lo que está ocurriendo. Como lo ha señalado Juan Carlos Echeverri, por ejemplo, los errores del gobierno llevaron a abaratar los papeles de Colombia y a enriquecer en forma desmedida a poderosos inversionistas que leyeron bien el efecto de estas equivocaciones. El equivocado manejo de los subsidios de vivienda dejó a miles de colombianos de bajos ingresos sin poder adquirir su casa cuando ya era casi una realidad y tiene frenado los nuevos proyectos de vivienda VIS. El caso de los subsidios, que de manera tan eficiente se dispersaban a través del sistema financiero y sus aliados, se volvió un caos ante la miopía oficial de creer que el Banagrario podía reemplazarlo. Insólito el argumento de que este tenía más sucursales, olvidando que hoy el país cuenta con miles y miles de corresponsales bancarios y alternativas de todo tipo para atender a los beneficiarios.

Los proyectos de infraestructura vial están paralizados, la congelación de los peajes y las rebajas del Soat está gestando serios problemas financieros, como es el caso del Adres. Los anuncios sobre una equivocada reforma laboral aumentaron los despidos preventivos, en empresas que no quieren arriesgarse a los altos costos propuestos para las indemnizaciones. En el sector de la energía la incompetente ministra no solo generó toda clase de incertidumbre para el petróleo, el gas y la minería, sino que, con un inminente fenómeno de El Niño, dejó la institucionalidad de un sector tan complejo y técnico como el eléctrico en el limbo, al tener encargados a los expertos de la Creg y haber sustituido técnicos del sector por personas sin ninguna preparación para manejar temas tan complejos.

La inseguridad daría para muchas páginas. Solo basta decir que el deterioro es generalizado y que son los más pobres y los marginados del sector rural los más afectados, en contravía de los discursos y discursos del gobierno.

Todavía es hora de corregir. Es lo mejor que puede hacer por su gobierno presidente, pero, sobre todo, por el país.