Son muchos los temas en esta semana. Empezando por las elecciones en EE. UU., o las implicaciones del irresponsable proyecto, en lo fiscal, de reforma al Sistema General de Participaciones donde se encontraron el populismo del gobierno con los apetitos burocráticos y electorales de los congresistas. Esos, sin embargo, son hoy especulativos.
Lo que en cambio, es una realidad es lo que ha ocurrido en Cali en estas dos semanas por cuenta de la COP16.
Sobre los resultados de la reunión oficial, como sucede normalmente en este tipo de eventos, solo se pueden esperar avances modestos. Los resultados para Cali y, por ende, para Colombia son, en cambio, tangibles y muy positivos. La ciudad venía de muchos años de dificultades, de desgobierno, de pesimismo y había sufrido con mayor severidad todo lo negativo que dejó el paro y los desmanes de 2021. La inseguridad y la indisciplina se habían tomado la ciudad.
Pues bien, en esta COP16 Cali demostró no solo que podía salir de ese marasmo, sino que tenía toda la vitalidad y la capacidad de manejar un evento de grandes dimensiones con eficacia y alegría. Sin confrontaciones, sin caer en debates inútiles, el alcalde y la gobernadora trabajaron de la mano y han logrado unos resultados de los que Colombia debe sentirse orgullosa.
Lo más importante para la ciudad, como ya lo han anotado varios observadores, no tiene que ver con las discusiones en la llamada Zona Azul (la de las delegaciones y discusiones oficiales), sino con lo que ha venido ocurriendo en la inmensa Zona Verde y, por contagio, en el resto de la ciudad. El inmenso número de charlas, exposiciones, espectáculos, todos relacionados con el tema de la biodiversidad, permitió a la ciudad entera sumergirse en el tema y los caleños se apropiaron de la COP. Por todos lados, lo que se ha visto es a niños, jóvenes, adultos y viejos aprendiendo, viendo, oyendo y conversando sobre el tema y esto ocurre desde el taxista hasta el académico, permitiendo que despierte ese espíritu entusiasta y constructivo que estaba dormido.
La ciudad ha convivido, incluso, con algunas protestas pacíficas, como una de los taxistas, que pasó desapercibida entre este alud de eventos y oportunidades de volver a caminar por el centro, de compartir conversaciones con desconocidos y sentir a la ciudad integrada en temas de trascendencia. La capacidad que ha tenido Cali para manejar simultáneamente tantos eventos que han incluido, además, conciertos masivos y hasta el mundial de salsa ha sido sorprendente.
Ahora lo importante es que este espíritu se mantenga y permita que muchas de las iniciativas que se han visibilizado por estos días se conviertan en realidad. La gobernadora ha sido pieza clave en lo que ha ocurrido, pero el gran ganador es el alcalde que tiene una oportunidad de oro para sacar adelante sus proyectos como el del tren de cercanías y el parque Cañaveralejo que, junto con lo que viene logrando en su obsesión por la reconciliación, le permitirán dejar un gran legado a la ciudad y nuevas e importantes oportunidades para él en el futuro.