Quienes tenemos fe en las instituciones de nuestro país debemos considerar al 8 de febrero como un auténtico día de vergüenza nacional. No se recuerda en la historia del país un atentado contra la independencia de la Justicia promovido y aupado desde la cabeza del Poder Ejecutivo.

Es imposible no recordar la atroz toma del Palacio de Justicia en noviembre de 1985 por parte de las huestes insurgentes del M-19. En aquella oportunidad el ataque fue exógeno. Eso lo diferencia de los vergonzosos sucesos del 8 de febrero. Mark Twain dijo que “la historia no se repite, pero a veces rima”. Hoy el antiguo M-19 está en el poder y las banderas que aparecieron ondeando frente al Palacio de Justicia se encargaron de recordarlo.

Entre el mar de declaraciones, críticas y tomas de posición que generó el gravísimo hecho del 8 de febrero, es imperioso detenerse en las palabras pronunciadas por el expresidente César Gaviria Trujillo, en las cuales, de manera directa, cuestionó las facultades mentales de Gustavo Petro y le pidió que reasumiera un comportamiento normal y digno del cargo.

Más preocupante fue la simple, escueta y confusa respuesta de Petro: “Aquí confunden locura con decencia”. Pero siguen las dudas. El respetado catedrático Jorge Iván González, que venía desempeñándose con Director de Planeación Nacional, renunció a su cargo ante la constante presión de Petro por ejecutar obras imposibles.

Los comentarios de González son demoledores. Petro demuestra dificultades muy serias para la concreción en hechos de lo prometido en discursos. Y el gobernante asume una posición negacionista. Se recuerdan ahora las palabras de la congresista norteamericana María Elvira Salazar tras escuchar a Petro en una conferencia: “El presidente habla, habla, divaga, da una clase de historia y no contesta las preguntas puntuales”.

Las preocupaciones sobre las capacidades de aptitudes de los gobernantes no son solo nuestras. Hace poco un juez norteamericano exoneró a Joe Biden de culpabilidad por haberse llevado a su casa documentos reservados. La explicación del juez fue explosiva para las aspiraciones reeleccionistas de Biden. El juez dijo que el Presidente es “un hombre anciano, bien intencionado con una mala memoria”.

Las evidencias de comportamientos descarados, cínicos y pendencieros del expresidente Donald Trump afloran por todas partes. Otro juez acaba de condenar a Trump a una multa de más de trescientos millones de dólares por las trampas mercantiles y fiscales hechas en el Estado de Nueva York.

Los ciudadanos tienen entonces toda la razón cuando se preguntan alarmados si el futuro de sus países será manejado por personajes tan singulares. Difícilmente la humanidad podrá dormir tranquila si el botón nuclear se confía al olvidadizo Biden o al acróbata Trump.

Mientras tanto nuestro presidente Petro organizó rápidamente su viaje número 43 fuera del país y anda en conferencias organizadas en una ciudad alemana sobre asuntos de seguridad. Como era de esperarse Petro metió a la fuerza en el temario la guerra de Gaza.

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Posdata: Pintan bien las cosas en nuestra región con el binomio Dilian-Alejandro en funciones. Ya era hora de que en nuestra ciudad se pensara en el bien común y que en el Departamento se impusiera el orden tan deseado en el centro y en el norte de la región.