Los humanos tenemos una gran responsabilidad sobre el futuro de lo que pueda pasar sobre nuestro planeta, somos la única especie que puede cambiar el rumbo para bien o para mal y nuestras decisiones afectan las otras especies y la flora.
Es evidente que el planeta y la vida que hay en él existirán con o sin nosotros, no somos indispensables, al contrario, hoy en día somos una especie muy destructiva.
Hay un desorden emocional más que individual, diría yo que es algo muy colectivo, de una u otra manera casi todos tenemos algún problema que no nos hace felices del todo.
Quiero creer que también individual y colectivamente podemos buscar un nuevo rumbo, como especie, que se supone somos el pináculo de la evolución aquí en la tierra, somos los ‘Homo sapiens’, como nosotros mismos nos bautizamos. Por lo cual de verdad busquemos sabiduría, busquemos la tolerancia, la compasión y el amor no solo para otros sin para nuestro bienestar, hay que sanar por dentro y por fuera.
Ya es hora que invirtamos: no poner la importancia en las cosas que podemos conseguir con la plata, sino en cosas que de verdad ayuden a construir una sociedad más equilibrada, donde haya más equidad y menos desigualdad. Es clarísimo que la plata no es sinónimo de paz y felicidad.
Muchas veces puedo ver más felicidad en los jardineros, en los obreros, en el servicio doméstico que en los grandes terratenientes o en los que tenemos todas las comodidades materiales, pero no somos felices del todo.
Es evidente que también estamos en la cúspide de unos momentos determinantes en la historia de la humanidad, nunca antes habíamos tenido tanto poder de destrucción como ahora, solo es activar un botón rojo y se vino la debacle. El narcotráfico y las drogas están acabando con nuestras juventudes, queremos más y más dinero y eso está acabando con nuestros recursos naturales.
Pero igualmente estamos despertando a unas nuevas conciencias donde hay unos deseos genuinos de querer cambiar y así como la maldad prospera la conciencia también. Sueño con que llegará, ya sea por un ‘juicio divino’ o una ‘intervención galáctica’ o el ‘despertar de conciencia’, el momento en que vendrán nuevos vientos y un horizonte más despejado. Tengamos fe, que es la parte más importante para generar el cambio, y decisión de generarlo. Cada uno de nosotros tenemos el poder de hacerlo y de esa manera llegará la tan anhelada solución colectiva. Por donde venga, el cambio positivo será bienvenido, no importa las creencias, sino el bienestar y la paz colectiva.
Posdata. Ahora, durante este verano intenso que no solo nos afecta a Colombia, sino al planeta entero debido al calentamiento global, tengamos conciencia de cuidar el agua, de cuidar los bosques y cuidarnos a nosotros mismos. Un abrazo colectivo.