Bolero al parque.- Por gentil invitación de los doctores Antonio Joaquín García y Rodrigo Cifuentes, el sábado 31 de agosto asistí con mi mujer en El Cerrito al Tercer concurso del mejor intérprete del bolero cerriteño ‘Alfonso Moreno Izquierdo’, organizado por la Fundación Cofradía del Bolero.
Se presentaron 17 candidatos, de los que se escogieron 5 finalistas, que saldrán en la tarima el 15 de septiembre -Día del Amor y la Amistad-, en el evento ‘Bolero al parque’, a las 4:00 p.m. en la plaza principal de El Cerrito. Entrada libre.
Quedamos admirados de lo que es hoy El Cerrito, que ya es la séptima ciudad del Valle del Cauca. Impresionante el desarrollo del comercio, con sus grandes almacenes. Su bello parque central y la amabilidad de su gente hacen de este municipio un atractivo turístico. En su territorio está la casona donde transcurre la novela de Isaacs.
Arboricidio.- Siento por Buga un amor inmenso, pues allí me desempeñé como juez en diversos despachos, y porque de esa hidalga ciudad son oriundos varios de mis más caros amigos: Edgar Materón, Eduardo José Victoria y Carlos Cobo.
En aquellos 4 años de administrar justicia pude apreciar la belleza de la urbe, que ha sabido conservar la arquitectura republicana. Y su conversión a epicentro religioso, pues El Señor de los Milagros atrae a miles de turistas.
Pocas ciudades de Colombia tienen un acceso más hermoso que el tramo de la carretera que la une con el puente sobre el río Cauca. En esos pocos kilómetros se ha ido formando con los años un túnel arbóreo, cuyos inmensos samanes ofrecen refrescante sombra a quienes por allí transitan.
Ahora resulta que el concesionario encargado de la vía manifiesta que debe talar más de 1.000 árboles, lo que juzgo un arboricidio, que debe evitarse.
No es de buen recibo que diga que esas especies serán reemplazadas por otras, pues nadie come ese cuento porque un árbol centenario no se puede cambiar por un arbusto comprado en un vivero. Lo que se impone es que no haya sierra eléctrica cortando esos samanes y que haya autoridad ambiental que lo impida. Debe ser la CVC, o la Gobernación, o la Alcaldía, o las fuerzas vivas bugueñas, y hasta El Milagroso, los que se hagan sentir.
Qui prodest.- En la cátedra magistral de Derecho Romano que en mis tiempos dictaba en el Externado el doctor Carlos J. Medellín, aprendí el significado de esa pregunta latina atribuida a Lucio Casio Longino, aprovechada luego por Cicerón y por Séneca, quien en el primer acto de Medea, escribió: “Qui prodest scelus, is facit (Aquel a quien aprovecha el crimen es quien lo ha cometido).
Viene esto a mi memoria cuando me entero de que Bernardo Moreno fue capturado para que purgue condena de 5 años por haber aquerenciado los votos de Yidis Medina y Teodolindo Avendaño para que pasara en la Cámara el proyecto de acto legislativo que permitía la reelección de Álvaro Uribe. Así se logró ese esperpento.
Bernardo Moreno ya había estado tras las rejas por las ‘chuzadas’ a magistrados, periodistas y políticos, y la directora del DAS, María del Pilar Hurtado, fue condenada a 13 años de cárcel por ser la artífice de esas interceptaciones.
Hasta allí, todo bien, como dice El Pibe Valderrama. Lo que no entiendo es que quien se benefició de esas movidas chuecas no haya enfrentado un simple interrogatorio judicial.
Buen primor, como decía el doctor Vicente H. Cruz, ilustre abogado de Andalucía (Valle).