“Tierra mi cuerpo, Agua mi sangre, Aire mi aliento y Fuego mi espíritu” es una canción utilizada en ceremonias chamánicas como en los Temascales. En mis columnas anteriores, donde hablé del Fuego, el Agua, el Aire, ahora le toca a la Tierra, nuestra madre, la Pachamama como la llamaban y la llaman los habitantes de estas tierras antes de la llegada del ‘hombre blanco’.

Son los cuatro elementos vitales para sostener la vida. Hay un quinto elemento del que se habla que es el Éter. En la tradición ancestral y el pensamiento antiguo, el éter se concebía como la sustancia que llenaba el vacío y conectaba todos los elementos del cosmos, un puente entre el mundo tangible y el espiritual. Ya hablaremos más adelante sobre eso.

La Tierra que tiene millones de años orbitando el sol y que es lo que pisamos y donde cosechamos nuestros alimentos está siendo maltratada por el ‘hombre Moderno’. Los antiguos que eran nómadas, recolectores y cazadores, permitían que el suelo y las especies de flora y fauna se recuperaran (hay una película de hace unos años con Anthony Hopkins que se llama ‘Instinto’ que ilustra muy bien eso).

Nosotros por el crecimiento demográfico, por no decir demencial, estamos acabando con las selvas y contaminando todo a nuestro paso. El sistema de querer acaparar y acaparar hace que el consumo desmedido atente contra los recursos naturales que son la base de todo lo que consumimos. Creo que estamos en un momento crucial donde creamos conciencia sobre eso y cada vez hay más alertas que nos indican que hay que cambiar de rumbo. Las alertas vienen en forma de huracanes, inundaciones, deslizamientos y terremotos.

Pero la buena noticia es que a medida que crece la conciencia cada día hay más personas y empresarios que quieren hacer las cosas bien. Lo importante es que todo eso no se quede solo en palabras, sino que se inviertan en acciones concretas y contundentes.

Hay un término que se puso de moda que es ‘green washing’ que en español se traduce ‘lavado verde’ y se refiere a que, como está de moda la ecología los ‘creativos’ de las agencias de publicidad les crean grandes campañas a sus clientes donde no necesariamente todo lo que dicen es cierto. Hay que, de verdad, como dice mi amigo Hernando Betancourt de Vivero Paraíso, “creer, no en las personas que hablan, sino en las que hacen”.

Hay muchas personas, organizaciones y fundaciones que están haciendo la tarea bien hecha, limpiando los mares y las playas, reforestando, descontaminando los ríos y las aguas. Muchas de ellas trabajan con ‘las uñas’ en estas labores, ya es el momento que los empresarios y las personas con grandes capacidades económicas destinen recursos a estas causas que son las más importantes en este momento histórico de la humanidad.

Recordemos que, sin Tierra, Agua, Aire, Fuego y Éter, ¡la vida sobre este bello Globo no es posible! ¡Manos a la obra!