Hay trastornos que afectan a las mentes que se han pasado la vida leyendo solo Marxismo y sus derivados. Uno es la incapacidad para ejecutar. Como no han hecho otra cosa que criticar y quejarse, nunca han tenido la experiencia de montar una empresa o un negocio y solucionar todas las dificultades que se van presentando. Están convencidos de que con tener ideas es suficiente.
Por eso defienden con tanto ahínco y expresan tanto entusiasmo por su ideología. Les basta con tener una bella idea que suene bonita, y se exprese con suficiencia literaria. Eso de aplicarla en un escenario de la vida real, y sacarla adelante o verla fracasar, no es para esas mentes. No aceptarán nunca que las bonitas ideas del comunismo, llevadas a la práctica, fueron un desastre. Por eso, Petro idea cerrar la explotación de fósiles porque la va a reemplazar con turismo. Calcular lo que le va a pasar a la economía del país cuando caigan los ingresos y tenga que comenzar a comprar combustibles, no debe contaminar su idea.
El trastorno mental impide entender que desarrollar el turismo implica una gran inversión en infraestructura y unos niveles de seguridad muy distintos a los que está dando la paz total, o que la transición energética tiene que ser lenta, ya que no puede pararse la energía fósil hasta que esté implementada la alternativa.
Otro concepto que no cabe en esas mentes es el de costo - beneficio. ¿Cuánto hay que invertir para obtener un determinado beneficio, y cómo se miden el resultado? Poco importa porque la mente está obsesionada con la idea. Además, como la plata es del Estado, no hay necesidad de hacer cuentas y se puede ser muy generoso. ¿Quién dijo que los gobiernos se tienen que regir por los conceptos de productividad del inmundo capitalismo?
El visionario se irrita porque no entendemos que alquiló un localito por mil millones al día, para mostrar unas mochilas que van a comprar los banqueros y ricachos del mundo, que pasan en limusina. Las ‘decenas de miles’ que circularán por los 50 metros del chucito, pagarán con creces.
No se ha conocido, ni en forma aproximada, el beneficio que han traído los muchos millones de dólares gastados en los alegres paseos de Presidente y su ‘Vice’. Todos se justifican con bellas retahílas que riman muy bien con las geniales ideas, pero ninguno muestra ni un imaginado retorno de la inversión.