“(El turismo industrial) En sí mismo tiene como fin la difusión y apertura de la infraestructura física y operativa de los complejos industriales dentro los contextos históricos regionales”,(Álvarez, 2007).
No cabe duda de que el turismo hoy demanda experiencias, atractivos culturales robustos y destinos con una identidad propia. Hace apenas unos días, analizaba la investigación de una entidad financiera, con la llegada de un mayor número de turistas, el sector podría superar al carbón, con cifras cercanas a los US $9.000 millones, convirtiéndose en el tercer mayor generador de exportaciones para la economía colombiana.
Lo anterior confirma la necesidad de que el Valle del Cauca le apueste decididamente al turismo para su desarrollo social y crecimiento económico. Nuestra región concentra grandes atractivos y productos, como turismo de naturaleza, cultural, salud, deportivo, de bienestar, de congresos y reuniones, convirtiéndonos en un territorio con gran variedad para los diferentes nichos de turistas.
Sin embargo, aparece en el horizonte una nueva opción para los turistas y oportunidad para los destinos turísticos: el turismo industrial. Esta es la apuesta de muchos países y ciudades que hoy reciben millones de visitantes al año, atraídos por experiencias que giran en torno a los productos insignia de dichos destinos. Ese es el caso de la experiencia de la Cervecería Heineken en Ámsterdam, Holanda; a la que llegan aproximadamente 1.200.000 turistas al año, dejando alrededor de US$ 60 millones. También sucede con ‘Lindt Home Of Chocolate’ en Suiza, la tienda más grande de chocolate que es visitada por 350 mil turistas al año e ingresos por US$ 22 millones. En el caso de Mendoza, Argentina, hay ya una ruta para el vino, en donde 3,5 millones de visitantes al año dejan una derrama económica de US$5,2 billones. También existen ejemplos a nivel local como la Fabrica Ramo y Alpina.
Así, surge una nueva y gran iniciativa con el proyecto socializado hace un par de semanas por la gobernadora del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro, y con el liderazgo de Julián Franco, secretario de turismo: el turismo industrial. Este, busca enriquecer la oferta, entregar experiencias y aprovechar la infraestructura del sector empresarial. Fue así, como con la asesoría de Federico de Arteaga, responsable de la implementación de la Ruta del Tequila en Jalisco, México, la cual recibe alrededor de 1.400.000 visitantes y US$30 millones de dólares al año, se realizó una visita al departamento para el reconocimiento de las potencialidades del Valle en esta clase de proyectos.
Como comentario anecdótico, Federico manifestó que los municipios del Valle que pudo visitar, son ‘Nueva York’ al compararlos con el estado en que se encontraban los pueblos de la Ruta del Tequila al iniciar dicha apuesta. Esa anécdota es muy diciente, ya que en ocasiones no somos conscientes de lo que tenemos por ofrecer, sin desconocer que los retos son grandes y las oportunidades de mejora, varias.
Inicialmente, se han identificado para el Valle cinco rutas: la ruta de la caña y el viche; del café; vino; té y la del cacao y la confitería. También, hay otras rutas con potencial: la científica y de investigación, y, puertos. Así, el turismo vallecaucano tiene todo para que el visitante se lleve la mejor experiencia, ya que como lo dice Federico, “el valor se transmite en la experiencia, y la experiencia es lo que vive y se lleva el visitante”.