Se acercan las elecciones y para Cali estas tienen una importancia fundamental. El deterioro de la ciudad por cuenta de la administración que termina es lamentable. La irresponsabilidad con que se ha gobernado dando prioridad a temas que no lo tienen, poniendo en peligro de desaparición algo tan importante para la ciudad como el MÍO, acudiendo a artimañas como los famosos contratos interadministrativos para contratar sin límites y sin control efectivo, inventándose empresas para seguir contratando por cuenta de cupos de endeudamiento aprobados sin destino claro.

Y esto sin hablar del manejo irresponsable que el alcalde dio a las protestas de 2021, que dejó a la ciudad en una situación de postración lamentable. Y con secuelas muy preocupantes, como ha sido el crecimiento de la indisciplina social exacerbada por fenómenos como el de la destrucción de los semáforos y las estaciones del MÍO, que quedaron al garete por muchos meses y acostumbraron a la gente a moverse en el marco de la ‘Ley de la Selva’. La inseguridad es capítulo aparte y se sintetiza en el temor que tienen los caleños para siquiera asomarse a las puertas de sus casas.

De otra parte, lo que está ocurriendo con el Gobierno Nacional está también dejando un sinnúmero de enseñanzas. Estamos viviendo lo que ocurre cuando quien llega al poder no tiene sino el discurso. No hay preparación para gobernar, no hay equipos, no hay conocimiento de los temas y, en cambio, lo que si hay es una gran improvisación. El resultado es la incertidumbre, el desasosiego y la parálisis en muchos frentes. Solo cabe pensar en las frustraciones de tantos colombianos frente a las expectativas creadas por Petro que no son resultado de la falta de recursos, ni de obstáculos diferentes a su incompetencia como administrador de lo público.

Lo que deben buscar los caleños es un candidato que conozca los temas de la ciudad a fondo, que entienda cómo funcionan el Gobierno Nacional y las diferentes entidades del Estado para poder beneficiarse de las opciones que ofrecen los programas del nivel nacional. Pero también debe tener la experiencia y el conocimiento para atraer recursos y enseñanzas que pueden ofrecer entidades internacionales tanto de fundaciones y organizaciones de la sociedad civil, como de gobiernos que estarían dispuestos a hacer presencia en la región con programas de diversa índole.

Debe ser alguien que tenga una trayectoria limpia y que no vea el cargo como la oportunidad para enriquecerse, ni para beneficiar a su círculo cercano, como parece ser el caso que estamos viviendo.

Se necesita de un alcalde que conozca y entienda del tema de la seguridad, que tenga experiencia en hablar con personas de todos los orígenes y características y que tenga claridad sobre lo que significa Cali para el Pacífico colombiano y esté dispuesto a asumir ese liderazgo.

Cuando se miran los perfiles de los aspirantes, la respuesta de quien es el que puede cumplir con todos estos requisitos y muchos más y quien puede hacer una gran alcaldía la respuesta es clara. La persona es: Alejandro Eder.