Como presidenta de Asocaña, con más de 25 años en este sector, considero esencial contar la realidad de una agroindustria que ha sido fundamental en el Valle del Cauca durante 160 años. Me duele observar cómo, en la actualidad, se cuestiona nuestro compromiso con la comunidad y el medio ambiente.

Aunque somos solo el 1,4% de la producción mundial de azúcar, nos destacamos como el sector azucarero más productivo en el mundo, gracias al trabajo de Cenicaña y al esfuerzo conjunto de todos los que formamos parte de esta agroindustria. Por ello, nos sentimos motivados a alzar la voz en defensa de lo que tanto esfuerzo nos ha costado construir.

La caña de azúcar es esencial para el ecosistema socioeconómico y agrícola del Valle del Cauca, donde se cultivan cerca de 190 mil hectáreas, de las 786 mil hectáreas aptas para la agricultura en el departamento. De esa área apta solo se está utilizando el 46% en diferentes cultivos, debido a la falta de políticas agrícolas efectivas como asistencia técnica, infraestructura, acceso a crédito y mercados, problemas que afectan a todo el país y que no dependen de los cultivos de caña.

A pesar de no maximizar su potencial, el Valle ocupa el cuarto lugar en área sembrada en Colombia, detrás de Meta, Antioquia y Tolima. Según la CVC, en el Valle hay 673 mil hectáreas de áreas protegidas, que posicionan al departamento en este aspecto frente a otras regiones.

La producción de caña de azúcar se asemeja a ejemplos exitosos de agricultura especializada, como Champagne en Francia y el Valle de Napa en California, que demuestran cómo los mal llamados ‘monocultivos’ pueden coexistir con otros, generando riqueza, empleo y desarrollo. Este sector es un motor de progreso, pues el 95 % de los más de 6 billones que invierte en compra de insumos, bienes y servicios se quedan en Colombia.

Hemos avanzado hacia un desarrollo sostenible. Hemos reducido en 50 % el consumo de agua en los cultivos y en 80 % el área de quema en la región, gracias también al esfuerzo de más de 4 mil corteros, con quienes tenemos un compromiso de mantener sus puestos de trabajo.

Hacemos control biológico del 100% del área y contamos con un Fondo de Agua destinado a la restauración de 26 cuencas hidrográficas. En la última década, sembramos más de un millón de árboles, intervenimos 14 mil hectáreas de ecosistemas estratégicos e implementamos soluciones para tratar aguas domésticas, beneficiando a miles de personas en las montañas.

Recientemente, organizaciones como Audubon y Calidris verificaron que nuestros cultivos albergan 130 especies de aves, de las 422 presentes en el Valle. Además, con la autoridad ambiental estamos recuperando las franjas forestales de los ríos, destacándonos como uno de los pocos sectores en hacerlo.

Somos ejemplo de economía circular: producimos energía a partir del bagazo, que abastece a los ingenios y a más de 500 mil habitantes. Además, contribuimos a la reducción de gases de efecto invernadero mediante la producción de bioetanol. Desde 2005, sustituimos más de mil millones de galones de gasolina y redujimos 8 millones de toneladas de CO2, lo que equivale a plantar más de 60 millones de árboles.

Este sector genera 286 mil empleos directos e indirectos, y contribuye a que nuestra región tenga menores índices de pobreza multidimensional y menores necesidades básicas insatisfechas, en comparación con otras áreas donde se cultivan otros productos agrícolas.

Hago un llamado a un diálogo constructivo e informado, libre de apasionamientos. Es vital el respeto y que cada voz e idea sean valoradas. ¡Trabajemos juntos para hacer de Colombia un lugar ideal para vivir y prosperar!