A propósito del Día Mundial del Medio Ambiente, uno de los grandes desafíos ambientales que enfrenta el mundo en las últimas décadas es la deforestación, entendida como la eliminación de grandes extensiones de bosques, ya sea por injerencia del hombre o por fenómenos naturales. Los bosques se encargan de regular el clima, conservar el suelo, mantener la biodiversidad y producir y proteger el agua y el oxígeno, recursos esenciales para todas las especies del planeta.
Colombia no ha sido ajena a este problema global. Se calcula que entre el 2001 y 2022 se han deforestado 3,3 millones de hectáreas en el país, afectando en gran medida la seguridad alimentaria y los medios de vida sostenible, no solo de las comunidades locales que derivan su sustento de los bosques nativos, sino de toda la población en general.
Son múltiples los esfuerzos que desde diferentes frentes (gobierno, Legislativo, sector privado, academia, comunidades, ONG), se han sumado para contener la deforestación en el territorio nacional y parece que las acciones han respondido favorablemente, por ello, en el 2023 se logró disminuir un 70% en comparación con el 2022, según cifras de los boletines trimestrales del Instituto de Hidrología y Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam).
Otra de las acciones con las que se quiere mitigar los daños de la deforestación es la creación de la ley 2173, del 2021, que promueve la restauración ecológica a través de siembra obligatoria de árboles y creación de bosques conocidos como ‘Áreas de vida’, en cada municipio del país, con la participación activa de la ciudadanía y el trabajo conjunto de las empresas y entidades territoriales.
Aunque la ley no ha entrado en vigencia, porque la oficina jurídica del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible se encuentra trabajando en su reglamentación, existen empresas como Ecopetrol, Argos y Enel, que ya realizan esta labor o también se han creado programas como Ecoaguas de Syngenta, el cual desde 1995 está cumpliendo con la tarea de crear bosques y sembrar especies de árboles en vía de extinción.
Con esta iniciativa se han desarrollado actividades de protección y aislamiento en 18 cuencas hidrográficas y 372 nacimientos de agua; y se han sembrado más de 1.850.000 árboles nativos de más de 137 especies protegidas, entre las que se encuentran: Palma de Cera, Comino Crespo, Cedro Negro, Truco, Roble Caoba, Caracolí, Guadua, Flor Amarillo, Pechinde, Choiba y Mangle.
Como el programa busca involucrar a las comunidades y enseñarles mediante procesos educativos a fomentar y desarrollar una cultura ambiental responsable, se han creado 58 viveros comunitarios, escolares y familiares, en los que están vinculados 1.200 viveristas, distribuidos en cuatro departamentos: Cauca, Valle, Antioquia y Magdalena. En la actualidad también se está trabajando con empresas bananeras, ingenios azucareros, agricultores y personas e instituciones interesadas en proteger el medio ambiente.
Además de recuperar las zonas afectadas por la desforestación, este proyecto comunitario ambiental y de innovación social también ha brindado nuevas oportunidades de negocios inclusivos a diversas comunidades rurales, ya que les ha permitido el aumento de los ingresos económicos de los hogares, y el mejoramiento de la calidad de vida de las familias y de las mujeres cabeza de familia que trabajan en los viveros y que suman el 60% de los viveristas.
Hoy la gran tarea es sumar esfuerzos para frenar la deforestación y lograr repoblar los bosques y cuencas hidrográficas. Podemos desde ya iniciar con una de las propuestas que trae la ley 2173 como es sembrar 2 árboles al año por cada trabajador. Entre todos se puede volver a reforestar el país.
*Gerente de Relaciones Externas e Institucionales de Syngenta Región Andina.