Si a usted en su casa o en la calle, lo tratan como a una basura, ¿cómo cree que usted trataría a la basura que se deposita en los andenes? ¿Tendría ‘cuidado’ para no desparramarla? ¿Vigilaría que esté en orden? ¿Por qué esperar que usted sea responsable con los desperdicios de los demás si usted mismo se siente un desperdicio? Total, la basura y yo somos de la misma condición… entes despreciables que no merecemos ningún cuidado.
Escribo esta introducción ahora que estamos preocupados por vivir y mostrar una ciudad limpia, agradable, acogedora para la celebración del COP 16, lo que me parece maravilloso. Nos estamos preparando con mucho entusiasmo y el objetivo es salir adelante, cumplir y claro, gozarnos la convocatoria Es una tarea muy loable.
Pero, ‘chupándole rueda’ a la columna de Aura Lucía sobre la limpieza y orden que deberíamos tener todos con nuestra ciudad, es importante reconocer que gran parte de la suciedad que se ve en varios sectores: basuras regadas, bolsas desparramadas, la provocan habitantes de la calle (¿los desechables?). Abren las bolsas, hurgan y desparraman, no tienen ninguna ‘consideración’ con el trabajo realizado.
Para muchos son unos ‘desconsiderados’, irresponsables, que no tienen en cuenta la limpieza y la estética. ¿Será posible pedirle esto a un habitante de la calle? ¿No habría acaso que priorizar necesidades? Nadie pide vivir en un basurero, pero si no recuerdo un buen trato, si no sé qué significan ‘limpieza’ y orden, ¿cómo pedir que practique lo que nunca he conocido?
Aquí se vuelve urgente hablar de prioridades, tener una mirada integral y ser conscientes de que no solamente la estética y limpieza son el objetivo. En situaciones así es cuando se capta la inmensa brecha de la desigualdad, de los privilegios, de las diferencias sociales en una sociedad como la nuestra, donde todavía resuena la demoledora frase “usted no sabe quién soy yo”.
El tema del orden y la limpieza o en su defecto el de las basuras tiene mucho que ver con salud mental. Porque dependiendo de lo que creas de ti mismo, será tu actuar. Estamos viviendo una pandemia de salud emocional y cada vez es más notoria la demanda de las personas por tener calidad de vida. Pero esa calidad de vida no siempre se asienta en factores económicos. No todo es plata, ni economía, ni cuánto producimos. Hay tanto por hacer con los comportamientos, el trato, el respeto por la diferencia, la agresividad, desconociendo la palabra y el sentir del otro…
Cómo es de fácil creernos, cada uno, el ombligo del mundo y, por lo tanto, lo que no se parezca a mí, es despreciable. El factor basura de la calle tiene mucho que ver con el tema social, porque a cuántas personas las consideras (y tratas) como basura. Somos un mundo enfermo que equivocó el rumbo. Pero, qué paradoja, la naturaleza, aquella que desvalorizamos tanto da lecciones de vida y esperanza.
Nadie daba un peso por el Páramo de Santurbán y los efectos devastadores de los incendios. Hoy, los frailejones florecen en medio de las cenizas porque los capullos estuvieron protegidos y pudieron renacer… Para aquellos que profetizan desgracias, que lo consideran todo perdido, el Páramo de Santurbán es una gran lección. No todo es plata o imagen. Detrás de las basuras hay enormes lecciones por aprender. ¿Por dónde comenzamos?