‘Anatomía de una Caída’, una excelente película interpretada magistralmente por Sandra Hüller, describe con potente claridad la forma como se puede enfrentar al experto en victimizarse, y como se desnuda al inductor de culpas para evitar que logre el objetivo de responsabilizar a otros de sus fracasos, de su infelicidad o de su vida vacía.
Tal situación es universal y ocurre frecuentemente con la pareja, uno de los padres, un hijo o cualquier otro allegado cercano. La situación descrita aplica a muchísimas personas que son incapaces de hablar con claridad, razón por la cual viven sometidas a sus tiranos que posan de víctimas.
He resumido y editado libremente las contundentes palabras que esta mujer le dice al esposo (1) como respuesta a la decisión (de él) de responsabilizarla de su infelicidad y fracaso profesional:
“Me dices que te has sacrificado por mí. Pero eso es falso. Me acusas a mí de tu fracaso, pero es tu propia incapacidad de enfrentar tu realidad la causa de tu fracaso. Tus fiascos se deben a tu pasividad, a tu miedo al fracaso, a tu incapacidad de enfrentar tu propia realidad, a tu comodidad y a tu pereza. Tú elegiste el sentarte a esperar que otros, (la vida o yo) te solucionáramos tus problemas. Cuando debiste ser tu quien lo hiciera y te dejaste llevar por la irresponsabilidad infantil de echarme la culpa a mí de hechos que eran obligación tuya. Culparme de tus fracasos era la salida más fácil, pues así te evitabas enfrentarte a tu propia incapacidad. Tu orgullo jugó un papel determinante para no dejarte ver que tú eras el responsable de tu miseria. Y ahora te despiertas y necesitas alguien a quien responsabilizar de tu situación, de tu dolor, de tu vida vacía, de tu fracaso y de los pasos dolorosos que te tocó recorrer. Estás equivocado, esa es la vida que tú elegiste, tú no eres la víctima, sino el causante de todas tus miserias. No yo. Hice lo que pude para convencerte, apoyarte, amarte y darte todo lo que estaba a mi alcance para ayudarte, pero tú no lo aceptaste porque había fuerzas superiores que tú no podías dominar”.
Aceptar la sindicación de ser el responsable de los fracasos del otro sin serlo, representa una humillación y confirma la decisión propia de seguir siendo el prisionero. Circunstancia que aprovecha el tirano para perpetuar su control.
Las mejores relaciones de pareja son aquellas que tratan con valor, franqueza, cariño y profundidad las circunstancias molestas de la relación. La aclaración lima asperezas, alivia la tensión y remueve obstáculos al tiempo que el afecto fundamental permanece, no solo inalterado sino fortalecido.
Si bien la sensación de culpa, por haberse creído las sindicaciones de su carcelero, es difícil de erradicar, esta se puede atenuar si la persona decide un día, dejarse guiar por su corazón de amo, no por su corazón de esclavo.
(1) Anatomy of a fall, @filmsguild, Instagram. En este enlace se puede escuchar a esta mujer hablándole con claridad al esposo.